El estreno mundial de El Divino Narciso

Crédito de la imagen: Offenbach Operetta Studio.

Por César Octavio Moreno Zayas

Offenbach Operetta Studio A.C. y Ópera Cinema produjeron el estreno mundial de la ópera El Divino Narciso con música de Juan Trigos y texto adaptado por el mismo compositor de la obra homónima de Sor Juana Inés de la Cruz. La propuesta del estreno fue con la grabación de un video en blanco y negro y con reminiscencias del cine mudo, durante la función cantantes en vivo y acompañados de un piano interpretaron la ópera. Resalto de esta propuesta: lo visual, la flexibilidad del género, la riqueza musical y literaria, así como la parte vocal.

LA PROPUESTA VISUAL

Como comenté, esta propuesta incluye la grabación de un video de la duración total de la ópera en la que se cuenta la historia del Divino Narciso. En esta grabación, en blanco y negro y sin sonido, se nos cuenta la historia y ocasionalmente aparecerán algunos textos que orienten al auditorio sobre los momentos clave. La propuesta ya la ha usado antes Ópera Cinema, recuerdo el trabajo sobre Offenbach y más recientemente su propuesta sobre Il Triptico de Puccini. El trabajo visual de El Divino Narciso incluyó una introducción por parte de Oswaldo Martín del Campo, encargado de la dirección de arte y escena, quien explicó su propuesta; también hubo una breve introducción por parte del compositor. Creo que estos momentos podrían ser más sucintos. El trabajo fílmico trató de combinar las tradiciones de gesticulación teatrales del siglo XIX y aquellas desarrolladas en el cine mudo; aspectos interesantes y que son muy explotables y resultaron efectivos.

LA FLEXIBILIDAD DEL GÉNERO

Algo que Ópera Cinema nos ha mostrado a lo largo de su trabajo es que la ópera, a pesar de ser un género muy caro y altamente complejo, no es inflexible. En esta ocasión, la partitura de El Divino Narciso incluye un ensamble en escena de trompetas, trombones y tuba, mientras que en el foso se requieren flautas, oboes, cornos, tímpanos, entre otros instrumentos. La partitura compuesta en 2020 no había tenido oportunidad de estrenarse, pero aquí Offenbach Operetta Studio y Ópera Cinema lograron un gran acierto al obtener por parte del mismo compositor un arreglo de la partitura orquestal a un piano a cuatro manos. El resultado final fue muy rico y permitió ver muchos de los matices que la partitura orquestal debe de tener. La ópera no es un género fijo, sino es más dinámico de lo que muchas veces se cree.

LA RIQUEZA MUSICAL Y LITERARIA

El libretto es en sí la obra de Sor Juana Inés de la Cruz con adaptaciones del compositor. Entonces, tenemos un texto de alta calidad; además Juan Trigos da una estructura muy barroca entre recitativos, arias, duetos, coros. La propuesta libretística se combina con una música muy ecléctica que da riqueza y contemporáneaidad al texto barroco. El resultado final logra mostrar la experiencia operística contemporánea, en donde el público hoy podrá disfrutar de una obra del XIX, mañana del XXI y luego del XVIII; y esta experiencia puede percibirse en el trabajo del Divino Narciso con momentos de lecturas más contemporáneas  y otros con ornamentos más propios del período barroco.

LA PARTE VOCAL

Destaco el trabajo de Andrea Cortés (Naturaleza Humana), Mariel Reyes (Gracia) y Martha Llamas (Eco 1). Muy buena expresividad, manejo de su instrumento y gran lectura de la partitura. Edwin Calderón en la dirección concertadora estuvo en su mejor forma y logró una gran dirección, siempre puntual y logrando el mejor efecto de la partitura.

CONCLUSIÓN

Esta ópera es importante verla por el gran trabajo que es y esta propuesta de Ópera Cinema vale la pena porque da cuenta de las posibilidades que el género operístico tiene. El estreno se dio en el Teatro Sergio Magaña de la CDMX a principios de mayo de 2022 y este 25 de mayo habrá una última función en la Sala Blas Galindo del CENART a las 8 pm. 

Para más información: https://www.cenart.gob.mx/


  • César Octavio Moreno Zayas, director de Ópera en Movimiento A.C. es Doctor en Música por parte de la Universidad de Nottingham. Su investigación doctoral exploró la relación entre la administración de ópera y su público. Tiene una maestría en semiótica por la Universidad de Tartu, Estonia, y la licenciatura en lingüística por la UAM-I. Ha colaborado como ponente y docente en temas especializados en ópera con el Coro de la Universidad Veracruzana, Universidad Anáhuac Norte, Escuela Superior de Música Fausto de Andrés (ESMUFAA) y Aguirre, CENART, Academia Sibelius, Universidad de Copenhagen, Universidad de Lund, entre otras. Colabora con publicaciones de divulgación de la ópera y de temas culturales para Opera Wire (EE.UU.), Mexican Cultural Centre (Reino Unido), Pro Ópera (México), Nueve Musas (España). También es editor del libro Ópera de México publicado por 9 Musas en 2021. En 2011 participó en la creación de la compañía Ópera Juvenil de Xalapa, organización artística dedicada a crear Flash Mobs de ópera. Como productor participó en 2015 en la producción del estreno mundial de Eugenia, ópera compuesta en 1956 por Armando Ortega, también en 2019 en el estreno latinoamericano de Acis, Galatea y Polifemo de Handel. Como investigador explora la historia de la ópera en México, con particular énfasis al siglo XIX. Actualmente trabaja en la edición del segundo volumen de Ópera de México que reúne trabajos presentados en el Seminario Permanente de Ópera Mexicana de la ESMUFAA.

Celebran en Guanajuato el Día Mundial de la Filosofía, 2020

Rodolfo Cortés del Moral, profesor investigador del Departamento de Filosofía de la Universidad de Guanajuato (UG), México.  El crédito de la imagen es de la videoconferencia magistral, 2020.

Por Mireya Buenrostro Murrieta y Eduardo Estala Rojas


“La filosofía se plantea problemas que no tienen solución o bien problemas que, en cada momento, en cada época, en cada persona o situación hay que volver a plantear e intentar resolver. Es decir, problemas que, en efecto, en este momento no se tiene la solución, sino muchas soluciones, las cuales son el producto del esfuerzo de pensar”. 

Rodolfo Cortés del Moral, 2020


Como parte de la celebración del Día Mundial de la Filosofía, UNESCO, se estrenó a nivel internacional una videoconferencia magistral impartida por Rodolfo Cortés del Moral, profesor investigador del Departamento de Filosofía de la Universidad de Guanajuato (UG), México.

“El sentido del quehacer filosófico”

La intención de la UNESCO para el 2020 es “resaltar la importancia de la filosofía en los diferentes contextos regionales para obtener contribuciones regionales a los debates mundiales sobre los desafíos contemporáneos que pueden apoyar las transformaciones sociales”. Asimismo, la Sra. Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, señaló en su mensaje anual lo siguiente:

“El  Día  Mundial  de  la  Filosofía  de  2020  es  una  jornada  excepcional  por  diversos  motivos.  Es  una  celebración  en  medio  de  varias  crisis: sanitaria,  económica, climática, también existencial. Porque esta pandemia cuestiona muchos aspectos de nuestras  sociedades:  desde  nuestra  relación  con  la  comunidad  hasta  nuestra  condición de individuos, pasando por nuestros sistemas económicos y políticos”.[1]

En relación a lo anterior, Cortés del Moral, desde el Museo de Sitio Ex Convento Dieguino, disertó en tres cuestiones importantes para reflexionar sobre el quehacer filosófico actual. “La primera cuestión es que tanto de los que no tienen formación filosófica, como de quienes la tenemos, sistemáticamente incurrimos en un equívoco: la filosofía (y es lo que pasa en los niveles académicos) se ofrece como un conjunto de doctrinas, de teorías o de ideas filosóficas. Lo primero que tendríamos que decir es que la filosofía no es un conjunto de teorías y lo que llamamos doctrinas filosóficas son el producto de la filosofía, ya que esta es una actividad del esfuerzo de pensar”.

“La segunda cuestión tiene que ver con la diferencia entre el pensar y el pensar filosófico. La filosofía es un pensamiento reflexivo, que en cada caso tiene que someterse a sí mismo a un ejercicio de autocrítica: la filosofía nunca se da aisladamente. De ahí que el sujeto tiene una concepción filosófica con base en las construcciones que le han antecedido o que están presentes en su propio contexto”.

“Igualmente, la filosofía permite que el pensamiento dé cuenta de cómo piensa, cómo experimenta las cosas, cómo las asume. Como diría Bergson: “la filosofía da la posibilidad de una forma extraña de libertad”, una libertad que ya no tiene que ver con el mundo, tiene que ver con nosotros mismos, con lo que somos, con el modo en que encaramos al mundo».

“La tercera cuestión es dar por expresado que la filosofía como tal no tiene problemas intrínsecos, en cada época lo que hace la filosofía es cobrar conciencia global de los problemas que los seres humanos enfrentan. La filosofía no inventa problemas, la filosofía sólo se hace cargo de manera reflexiva con su propio lenguaje, de esos problemas. Por eso, cada momento histórico tiene sus propias concepciones filosóficas, porque cada época tiene sus propias metas, problemas e insuficiencias.”  

“Es así que redondeo esta cuestión: la filosofía es el trabajo de pensar, no da muchas ganancias, pero en cualquier caso hace bien o su intención es hacer el bien”, concluyó Cortés del Moral.   

Por consiguiente, el camino que llevan los avances científicos que han aparecido en nuestros días no sólo nos remiten a mejorar las sociedades de forma cuantitativa, sino también a través  de la filosofía que hace replantear la definición del tiempo, del espacio, de diferenciar los destellos de realidades en las cuales se mueve el individuo, la percepción de la mente, los problemas sociales como el racismo, feminismo, cambio climático y extinción de las especies. Entonces, se puede anunciar que el pensamiento filosófico está en constante trasformación y es menester para la autocomprensión de la existencia humana.   

Finalmente, señalamos que esta videoconferencia magistral fue producida por la Universidad de Guanajuato (UG), Comunicación y Enlace del Campus Guanajuato, División de Ciencias Sociales y Humanidades (DCSyH), Campus Guanajuato, Programa de Extensión y Difusión de la Filosofía del Departamento de Filosofía; Mexican Cultural Centre, Reino Unido; bajo la dirección de Genaro Ángel Martell Ávila y Eduardo Estala Rojas. Con el apoyo del Ayuntamiento de Guanajuato a través de su Dirección General de Cultura y Educación de Guanajuato, así como del Museo de Sitio Ex Convento Dieguino, México.

Para ver la videoconferencia magistral clic aquí.


Referencia:

[1] Día Mundial de la Filosofía, UNESCO, 2020, URL: https://es.unesco.org/commemorations/philosophyday , acceso: 19 de noviembre de 2020. 


  • Mireya Buenrostro Murrieta es miembro del equipo del Mexican Cultural Centre (MCC), Reino Unido. Egresada de la Licenciatura en Historia por la Universidad de Guanajuato, México. Realizó en el 2017-2018 su Servicio Social Profesional (SSP), en la Alianza Francesa de Guanajuato, bajo la tutoría académica de Eduardo Estala Rojas.

  • Eduardo Estala Rojas es el director fundador del Mexican Cultural Centre (MCC), Reino Unido. Actualmente es el asesor principal del evento académico más importante de estudios mexicanos en el Reino Unido: XVIII Symposium of Mexican Studies and Students in the United Kingdom, 2021, que se realizará en la Universidad de Nottingham. 

Ya no estoy aquí

 Imagen de la película mexicana “Ya no estoy aquí” (2019) de Fernando Frías.

Por Karina Solórzano

Ya no estoy aquí (2019) de Fernando Frías, me parece una película fascinante y problemática a la vez. Lo que más me llama la atención es lo mismo que me hace cuestionarla. Es una especie de musical sin quererlo, una mirada distinta a ese otro lado de Monterrey que en los últimos años han retratado películas como La paloma y el lobo (2019) y una aproximación a temas que convergen entre sí como el narcotráfico en tiempos de Felipe Calderón, la migración (o más bien, el exilio involuntario) y la identidad.

La historia que se nos cuenta se remite a la épica del viaje del héroe. Ulises, al igual que el personaje de La Odisea, emprende un viaje de ida y vuelta. Me gusta la sencillez de esa historia y la manera en la que se narra, por eso no sé hasta qué medida que Ulises sea un cholombiano es pertinente más allá de una búsqueda por ampliar ciertos modelos de representación. Nueva York, ese “allá” ajeno al protagonista funciona como lugar de encuentro con el otro, varios personajes afirman o extrañan las ideas sobre el hogar (el “aquí”) de Ulises.

En una azotea de Queens el protagonista conoce a Lin (Angelina Chen) una adolescente de ascendencia china que siente curiosidad por él y por sus intereses. Lin entiende de manera diferente a la de él el sentido de pertenencia: se viste también cholombiana, le pide que le tiña el cabello e intenta aprender español para comunicarse; fluctúa entre un estilo y otro, entre un idioma y otro. En oposición, Ulises parece tener muy claro, a través de la música y el baile, en dónde están sus intereses, cuando lo invitan a bailar reguetón o banda se niega a hacerlo, él sólo baila cumbia.

Hay un plano que ilustra bien éste encuentro con el otro, pero me da la impresión que no resuelve qué es lo que se propone sobre la identidad. Ulises ve una bocina en una tienda de música y entra a comprarla, un sij lo atiende y los vemos al mismo nivel uno del otro. En una ciudad que permite una experiencia tan abrumante con lo diverso hay momentos de reconocimiento con el otro (con un migrante como él) y sin embargo parece insinuarse que dicho reconocimiento radica justo en esa condición de migrantes. Me pregunto si este encuentro no sugiere lo que indiqué más arriba sobre que poco habría importado que fuera la historia de un cholombiano porque la condición de extranjero en otro lugar ya es suficiente para propiciar una reflexión sobre el hogar.

Ese hogar, Monterrey, es escenario de la guerra contra el narcotráfico (como la llamó Calderón) de la que se tiene conocimiento sólo por la voz del expresidente en la radio, en una estación que transmite cumbias y que en el exilio de Ulises refuerza la idea de la música como refugio o como único lenguaje posible cuando el idioma le impide comunicarse. Tal vez uno de los grandes aciertos de la película está en no centrarse en la violencia que dicha guerra desató, prefiere sugerir las consecuencias de ésta durante el exilio y en el retorno al hogar: los amigos que se unieron a las pandillas o el que encontró una suerte de cobijo en el cristianismo y en el rap.

Regreso a la mirada que ofrece Ya no estoy aquí sobre los temas que presenta: preferir un relato de viaje a la violencia de un período histórico bastante oscuro y, para hacerlo, echar mano de recursos sonoros con los que casi resulta un musical. En esta mirada, me parece que Frías está en la búsqueda de una representación particular de temas que desde hace mucho tiempo han caracterizado cierto tipo de cine nacional, y si tal vez no encuentro claridad en la propuesta de la identidad, sí veo una exploración (sonora, sobre todo) en los temas que le interesan. Rezeta (2012), su anterior largometraje, por ejemplo, también explora el choque cultural de una albanesa en México; de esta manera el sonido, (la música) guía su exilio, le permite acercarse y comunicarse con los otros y evocar el hogar. El uso de la música nos deja imágenes hermosas también: esa escena en la que lo vemos bailar a solas en la periferia de Monterrey cuando todavía estaba “aquí”, en casa.


Título original: Ya no estoy aquí
Año: 2019
Duración: 112 min
País: México
Dirección: Fernando Frías de la Parra
Guion: Fernando Frías de la Parra
Fotografía: Damián García
Reparto: Juan Daniel García, Coral Puente, Angelina Chen, Jonathan Espinoza, Leo Zapata, Leonardo Garza, Yahir Alday, Fanny Tovar, Tania Alvarado, Yocelin Coronado, Yesica Abigail Silvia Ríos, Deyanira Coronado, Marco Antonio Camilo Sánchez, Brandon Stanton
Productor: Coproducción México-Estados Unidos; PPW Films / Panorama Global / Agencia Bengala


  • Karina Solórzano es licenciada en Letras españolas por la Universidad de Guanajuato. Ha trabajado como editora y colaborado en diversos medios impresos y digitales en México. Actualmente escribe reseñas sobre cine en diversos sitios de Latinoamérica y España. Tiene un blog propio donde habla sobre cine, filosofía y sexo.

¿Para qué el periodismo cultural en Aguascalientes y Guanajuato?

En el auditorio Jorge Ibargüengoitia de la Casa de la Cultura de la ciudad de Guanajuato, México. De izquierda a derecha: Eduardo Estala Rojas, Antonio Galván García, José Alberto López Sustaita, Federico Velio Ortega Delgado, Gustavo Cabrera Flores, José Manuel Carrillo Martínez. Fotografía: Mireya Buenrostro Murrieta / Mexican Cultural Centre (MCC), 2019.

Por Mireya Buenrostro Murrieta

En el auditorio Jorge Ibargüengoitia de la Casa de la Cultura de la ciudad de Guanajuato, México, se presentó la mesa de discusión: “¿Para qué el periodismo cultural en Aguascalientes y Guanajuato?”, el día 24 de septiembre de 2019, a las 17:00 horas. Este evento ha sido el resultado de la vinculación entre la Dirección General de Cultura y Educación de Guanajuato, el Mexican Cultural Centre (MCC), Reino Unido, y el Seminario de Periodismo Cultural en Aguascalientes.

Para este notable evento, se contó con la participación del periodista cultural José Alberto López Sustaita, el periodista e historiador Federico Velio Ortega Delgado, el periodista e investigador Gustavo Cabrera Flores, el periodista y fotógrafo José Manuel Carrillo Martínez; como moderador, Antonio Galván García, asesor educativo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), bajo la coordinación de Eduardo Estala Rojas, director del Mexican Cultural Centre (MCC), quien ha organizado previamente el “Encuentro de Periodismo Cultural en México y Estados Unidos”, en la XXIV Feria Nacional del Libro de León (FeNaL), Guanajuato, México, 2013, así como el “Encuentro Voces del Periodismo Cultural en Guanajuato”, en la 30 Feria de Libreros de Ocasión del Grupo “Biblionia”, en colaboración con el Ayuntamiento de Guanajuato en el 2015.

¿Para qué el periodismo cultural en Aguascalientes y Guanajuato?

El director del Seminario de Periodismo Cultural en Aguascalientes, José Alberto López Sustaita, declaró que “es importante revelar el valor del periodismo cultural, no como valentía, sino con un valor que se agrega a lo que somos, porque el periodismo cultural sirve para calificar a la cultura, la cual es todo lo que somos y todo lo que hacemos para ser nosotros, de manera que el periodismo cultural da cuenta de las bellas artes, así como del folclore”.

Por su parte, el periodista e historiador Federico Velio Ortega Delgado, expresó que “hay muchas plataformas de comunicación, hay nuevos espacios que no estamos aprovechando y seguimos utilizando los modelos tradicionales. El periodismo cultural es caro, cuesta prepararlo, educar al reportero, cubrir las notas al instante, viajes, cursos, etc. Ahora la tecnología nos permite cubrir la accesibilidad de un evento en tiempo real, uno mismo puede editar videos, hacer audio, escribir, hacer entrevistas. Sin embargo, el reto ahora es: ¿cómo lograr financiar eso sí quiero ser un periodista profesional? y ¿cómo lograr los patrocinios?”. 

Sin embargo, para el periodista e investigador Gustavo Cabrera Flores: “es necesario hacer conciencia, por ejemplo, yo veo a la gente dormida, con indiferencia, con apatía, como que no les interesa la cultura. Por otro  lado, los medios impresos les dan más importancia a las noticias rojas como son los asesinatos, los secuestros, los homicidios o temas sobre la política, quizás porque son los que generan más ingresos. En efecto, se debe fomentar el periodismo cultural en Guanajuato, porque es comprendido como dentro de la sección social en los periódicos locales”.     

De igual modo, el periodista y fotógrafo José Manuel Carillo Martínez, reflexionó que “la información cultural es como una conversación muy amena entre amigos, en la que el lenguaje desciende a lo más mínimo para que nadie sea excluido, para que todos lo entiendan. En Guanajuato, no existe el periodismo cultural por dos aspectos: se necesita que los reporteros vivan intensamente esa forma de poderse comunicar con los demás, y los medios impresos no se preocupan por las secciones de cultura, se piensa que a la gente no le gusta, lo cual es falso. De manera paradójica, Guanajuato es un hervidero de artistas, lo cual demuestra que la gente sí tiene sensibilidad”.   

Asimismo, el director del Mexican Cultural Centre (MCC), Eduardo Estala Rojas, señaló que “si no hay inversión económica en los medios de comunicación para tener secciones culturales de calidad y pagarlas, difícilmente mejorará el periodismo cultural en Guanajuato, ya que el periodista requiere de un buen sueldo y una buena educación para saber discernir y cuestionar las actividades mediocres con las que tienen calidad. Actualmente, no existe una licenciatura de periodismo o comunicación en la Universidad de Guanajuato. Sin embargo, no todo está perdido, la Universidad Iberoamericana Campus León, la Universidad De LaSalle Bajío, la Universidad de León y la Universidad Santa Fe, han hecho un importante esfuerzo formando a comunicólogos, quienes cuentan con espacios culturales en los medios de comunicación del Estado de Guanajuato. Por ello, propongo crear una asociación de periodistas y comunicólogos, una cátedra o un seminario de periodismo cultural en Guanajuato”.

Este evento gratuito, sirvió para exponer las necesidades y retos que presentan los periodistas y comunicólogos, así como la necesidad de exigir un periodismo cultural de calidad en la ciudad de Guanajuato y reconocer el trabajo que han venido haciendo los periodistas independientes. Asimismo, el abrirse a nuevos públicos y aceptar las nuevas plataformas digitales como herramientas de comunicación.

Finalmente, cabe mencionar que desde septiembre de 2015, el Seminario de Periodismo Cultural en Aguascalientes, ha presentado mesas de discusión, coloquios, conferencias y exposiciones, con el fin de abrir un diálogo y crear conciencia sobre la problemática que conlleva el periodismo cultural. A esta propuesta se han sumado periodistas de los Estados de Aguascalientes,  Zacatecas y Guanajuato. 


  • Mireya Buenrostro Murrieta, colabora en el Mexican Cultural Centre (MCC), Reino Unido. Egresada de la Licenciatura en Historia por la Universidad de Guanajuato, México. Realizó en el 2017-2018 su Servicio Social Profesional (SSP), en la Alianza Francesa de Guanajuato, bajo la tutoría académica de Eduardo Estala Rojas. 

En México: “La línea del frente. Arte ucraniano, 2013-2019”

Yevgen Nikiforov. Fotografía de la serie: «On Republic´s Monuments» (Sobre los Monumentos de la República), 2018. 

Por César Octavio Moreno Zayas

En contextos de gran turbulencia, en aquellos lugares donde las protestas públicas por alguna causa o alguna queja social aparecen, el arte juega un papel preponderante. Una manifestación artística no sólo expondrá una situación, también podrá participar en la activa discusión sobre el presente y futuro de dicha sociedad. En un momento como el actual, en que vemos protestas activas que luchan por derechos, por la seguridad, por su reconocimiento o por diversas causas, es cuando un proyecto como “La Línea del frente. Arte Ucraniano, 2013-2019”, es realmente apropiado y contribuye no sólo a entender los sucesos del país europeo, sino también ayuda a comprender y discutir el papel activo que las manifestaciones artísticas tienen en cualquier movimiento social.

Ucrania vivió en 2014 uno de los más intensos años desde su independencia de la Unión Soviética en 1991. El presidente Víktor Yanukóvich rechazó en 2013 un acuerdo muy popular con la Unión Europea en pro de apoyar un acuerdo propuesto por Rusia. Se realizaron diversas manifestaciones en las que participó la población en el frío invierno de 2013-2014, lo que eventualmente provocó la caída del presidente ucraniano. Posterior al cambio gubernamental se dio la anexión de Crimea por parte de Rusia y aparecieron los conflictos armados al este del país en la frontera con Rusia en el área conocida como Dombás y que comprende el óblast de Donetsk y Lugansk.

“La Línea del Frente. Arte Ucraniano, 2013-2019”, es un proyecto multidisciplinario y primero en Latinoamérica en presentar arte ucraniano contemporáneo, una muestra de documentales y una serie de mesas redondas que aborden la situación de Ucrania y cómo los hechos de los últimos años han tenido una manifestación en las diversas expresiones artísticas. Este mayúsculo proyecto involucra a artistas ucranianos de talla internacional que han participado en eventos como la Bienal de Venecia, Manifesta y Documenta, además de académicos y especialistas mexicanos y ucranianos. Tres sedes en la Ciudad de México serán las que hospedarán La Línea del Frente: El Museo Nacional de las Culturas exhibirá del 25 de septiembre al 20 de diciembre de 2019, obras de destacados artistas como Yevgen Nikiforov, Piotr Armianovsky, Olia Mykhailiuk, Roman Minin, Eugenia Belorusets, Kristina Norman, Lada Nakonechna, Mykola Ridnyi, entre otros. El Museo de Memoria y Tolerancia reunirá todos los sábados de octubre de 12:30 a 14:30 horas a académicos, artistas ucranianos y mexicanos que en 4 mesas redondas discutirán los puntos clave de este proyecto y de sus participantes. La Cineteca Nacional exhibirá 10 documentales en noviembre de 2019 por reconocidos cineastas ucranianos como lo son Sergii Loznytsia, Svitlana Shymko, Kateryna Gornostai, Maria Stoianova, Petro Armyanovski o Natalia Babintseva.

“La Línea del Frente. Arte Ucraniano, 2013-2019”, coordinado por Svitlana Biedarieva y Hanna Deikun, expertas en el estudio del arte contemporáneo, logra crear un proyecto internacional que une las diversas realidades y experiencias de ambas regiones y permite el desarrollo de un diálogo entre ellas. Diálogo que se apetece fructífero en momentos en que América Latina también hace frecuente uso del arte para poder manifestar sus inquietudes, temores, ideas y anhelos. De tal suerte que este proyecto además de permitir conocer la situación de Ucrania, expresada por sus mismos artistas, cineastas y directores, favorecerá la autoreflexión sobre los problemas contemporáneos y cómo el arte contribuye a expresarlos, discutirlos, polemizarlos e incluso remediarlos.

Para más información clic aquí.


  • César Octavio Moreno Zayas, mexicano, es investigador y productor de ópera. Estudió el doctorado en Música en la Universidad de Nottingham, Reino Unido. Produjo el estreno en Latinoamérica de la serenata “Acís, Galatea e Polifemo”, este 2019 para la ciudad de Orizaba, Veracruz, México; también coordinó el rescate de la ópera “Eugenia” del maestro orizabeño Armando Ortega en 2015; asimismo colaboró con la Ópera Juvenil de Xalapa en la realización de Flash Mobs de ópera en 2011. Su labor académica es destacada y ha participado en importantes congresos internacionales en ópera, por ejemplo: en la Academia Sibelius, la Universidad de Copenhague o la Universidad de Nottingham. Publica frecuentemente con el Mexican Cultural Centre (MCC) y colabora con 17, Instituto de Estudios Críticos en el área de semiótica y también coordina seminarios especializados en ópera. Ha trabajado como docente e investigador en ópera y lingüística en la UV, UVI, Universidad Anáhuac y UAM. Sus próximos proyectos son la presentación de una ponencia sobre globalización y ópera en la Escuela Estatal de Música Gnessin en Moscú, co-coordina el Certificado Perspectivas Contemporáneas en Semiótica: Arte, Sociedad y Digitalidad que imparte en 17, Instituto de Estudios Críticos; participa en la coordinación del SEMIOFEST 2020.

De Francia a México, de México a Francia

Por Claudia Liliana Gutiérrez Piña

Como advierten los coordinadores, Andreas Kurz y Eduardo Estala Rojas, en la presentación y en el prólogo al libro «De Francia a México, de México a Francia: textos sobre el trayecto entre dos culturas», Universidad de Guanajuato, México, 2018, éste es resultado del “Seminario México-Francia: pensamiento, ciencia, literatura, historia, arte”, realizado entre octubre y noviembre de 2017 en las instalaciones de la Alianza Francesa de Guanajuato, México.


(De izquierda a derecha) Claudia Liliana Gutiérrez Piña, Andreas Kurz y Eduardo Estala Rojas. Presentación del libro “De Francia a México, de México a Francia: textos sobre el trayecto entre dos culturas”, organizado por la Alianza Francesa de Guanajuato, la Universidad de Guanajuato a través de su DCSyH, Campus Guanajuato, el Mexican Cultural Centre (MCC), el 06 de febrero de 2019. Fotografía: Mireya Buenrostro Murrieta / Alianza Francesa de Guanajuato, México.

El resultado guarda la apertura de voces y perspectivas que dio origen al Seminario: miradas que ponen en el foco algunos de los puentes que se tienden entre dos culturas: México y Francia, en este caso, siguiendo sólo algunos de los muchos hilos que definen la complejidad que supone el concepto mismo de culturas y más aun de las relaciones posibles que se pueden gestar entre unas y otras. En este mosaico de miradas, se suman, pues, lecturas desde perspectivas históricas, filosóficas, artísticas, literarias y estéticas.

El objetivo del libro, señala Andreas Kurz en su presentación, es someter a escrutinio la “engañosa unilateralidad” de las relaciones entre Francia y México, donde una lectura simplificada pudiera advertir el legado del primero como absorbido pasivamente por el segundo. Postura que, incluso, pareciera confirmarse en el tono de la misiva que Eduardo Estala Rojas en su prólogo rescata del archivo de la Alianza Francesa de Guanajuato, fechada en julio de 1969, donde a propósito de los festejos de la Fiesta Nacional Francesa, describe su revolución como la “fuente en que [los mexicanos] ha[n] nutrido sus aspiraciones de libertad y de justicia”. “Fuente” de la que abreva, “afrancesamiento de México”, “resonancia de”, “impronta de”, son las marcas que en algunos de los títulos de los capítulos que forman este libro parecieran confirmar en todo caso la mencionada perspectiva de unilateralidad, y que, como también menciona Andreas Kurz, harían pensar de inmediato al lector “que el objetivo del libro no se cumplió”. Felizmente esta es también una visión engañosa, porque al correr de sus páginas queda patente, por virtualidad de los distintos análisis que en él se desarrollan, la falsa pasividad en las redes más bien complejas que teje la comunicación de una cultura con otra.

“De Francia a México, de México a Francia: textos sobre el trayecto entre dos culturas”, de Andreas Kurz  y Eduardo Estala Rojas (coords.), Universidad de Guanajuato, México, 2018. 204 pp. ISBN: 978-607-441-578-0.

A este propósito, el primer capítulo, titulado “Apuntes sobre el afrancesamiento del México decimonónico: ¿un mito histórico y cultural?”, a cargo del también coordinador del libro, Andreas Kurz, asume un ejercicio de revisión de algunos episodios históricos y textos mexicanos del siglo XIX que relativizan “el cliché del México afrancesado y culturalmente dependiente de Paris”, si se pone sobre la lente de observación los roces políticos y bélicos entre ambos países. Andreas Kurz desata un recorrido por los usos estratégicos que liberales y conservadores de las élites intelectuales y políticas mexicanas en la primera mitad del siglo XIX hacen de los ideales de la Revolución francesa y que difícilmente puede ser interpretados como un mero afrancesamiento del ideario político en la entonces en ciernes “nación” mexicana, sino más bien como una suerte de adaptación a una idiosincrasia que prolonga los ideales religiosos guías en el movimiento insurgente y que se concretan en el liberalismo cristiano que encarnó la figura de Fray Servando Teresa de Mier, uno de los primeros promotores de la independencia. Así, Andreas Kurz pone el acento en una de sus observaciones iniciales: “Negar el rol decisivo [de la gran revolución de 1789] en el desarrollo político y social del México decimonónico sería inaceptable, aunque quizás también este rol se resalte demasiado en detrimento de los esfuerzos y aportaciones que se realizaron en México”. Así, retoma también el modo en que la intervención francesa incide en las transformaciones de la evaluación y valoración de la revolución, la ilustración y la cultura francesas en el ideario mexicano, llevadas como es de suponer hacia terrenos problemáticos y unas veces de clara afrenta, plausible bien en el discurso literario, como el de los miembros de la Academia de San Juan de Letrán: José María Lacunza e Ignacio Rodríguez Galván , o en los textos de José María Iglesias y Guillermo Prieto, entre otros. El análisis de Andreas Kurz es sin duda, uno de los trabajos más encomiables del volumen, en su estilo y en su contenido.

En la disposición de los textos del libro, regida por el orden de la cronología de los temas sujetos a la observación de los autores, sigue el trabajo de César Federico Macías Cervantes, quien desarrolla un estudio sobre la historia de la casa editorial Rosa y Bouret, formada por la fusión de la Casa de la Rosa y la Librería Bouret, ambas francesas, encargadas de la edición de libros en español, primero exportados y después producidos en México. César Federico Macías Cervantes recoge los testimonios historiográficos sobre la vida de esta Casa editorial, compaginándolos con el trabajo de archivo en los acervos de bibliotecas en Guanajuato, Jalisco y Puebla para rastrear la dinámica de desarrollo de esta sociedad editorial, a la cual reconoce como un indicador de la trasformación de producción de textos que respondía a las demandas de un mercado de lectores dirigidos por los anhelos de modernidad en el México porfiriano.

Por su parte, Juan de Dios Martínez Lozornio, en el texto “La resonancia del pensamiento de Henri Bergson en la obra filosófica de José Vasconcelos”, analiza la vena del pensamiento del ateneísta mexicano filtrado por la rejilla de la obra del francés, en términos de una influencia que, como advierte desde sus primeras líneas opera más en el orden de un trasvase de los tópicos bergsonianos que decantan discordantes en la pluma de Vasconcelos. Uno de los elementos que me interesa resaltar de este trabajo es su disposición de retomar la figura de Vasconcelos dejando entre paréntesis el sesgo sociopolítico al que se ha condenado la lectura de toda su obra, así como su certero señalamiento respecto al descuido, por no decir abandono, en el que se encuentran las reediciones de una producción prolífica y compleja como la suya, que merecería mayor atención. Para sus fines, el texto de Juan de Dios Martínez Lozornio desata una extensa revisión del pensamiento de Bergson, necesaria para pautar las conexiones y desplazamientos que respecto de él establece Vasconcelos en su monismo estético.  

Sigue en este recorrido, una cala en el universo artístico del surrealismo, en la voz de Gabriela Trejo Valencia, quien recoge en su trabajo titulado “Del fumage a la decalcomanía: técnicas surrealistas para trazar la relación cultural entre México y Francia”, la interacción de lo que denomina “los dos países surrealistas por antonomasia: Francia, pilar del movimiento, y México su remate”. Sobre esta última aseveración observa: “El remate puede entenderse como la conclusión de algo, pero también como el elemento que en ciertas construcciones se sobrepone para coronarlos”. El desarrollo del texto de Gabriela Trejo Valencia, en este sentido, y con la guía de la cronología atribuida al movimiento surrealista desarrollado entre 1918 y 1939, perfila la legendaria Exposición Internacional Surrealista en México realizada en 1940 como “el extremo del movimiento francés tanto como una de las joyas que lo coronan”, es decir, la perla que lo remata. Como apunta la autora, tras de esta exposición se encontraba la estancia de Bretón en nuestro país en 1936, que, a decir de Gabriela Trejo Valencia, dotó al movimiento francés de un nuevo significado en la famosa afirmación del poeta que vio a “México como un país en sí mismo surrealista”, la cual supuso reconocer nuestro país como “la tierra que daba forma a las ideas que los surrealistas tenían de sí mismos. A kilómetros de su punto de origen, México les daba la identidad al tiempo que desplegaba la lógica del absurdo más allá de una decalcomanía”. La lectura de Gabriela Trejo Valencia abunda en este efecto de modelación que de México hicieron los surrealistas, tejida en realidad a su propia imagen y semejanza, así como en México el movimiento siguió también sus propias imágenes azarosas. 

Por mi parte, me sumo a los trabajos de este volumen con una propuesta de lectura de la relación que la obra del escritor mexicano Salvador Elizondo guarda con el pensamiento de Paul Valéry. Como trato de mostrar en el capítulo titulado “El método de Salvador Elizondo. “El mal de Teste” o la impronta de Paul Valéry”, la prosa elizondiana y el proyecto literario que ésta encarna deben en mucho a la figura del francés el interés por los procesos de la inteligencia, o bien de los “dramas mentales”, para decirlo en sintonía con las palabras de Valéry, como mediadores del acto creativo. En la pluma de Elizondo, sin embargo, las insistencias valerianas adquieren características y rasgos obsesivos propios que decantan en la creación de arquitecturas textuales avenidas a la intención de traducir o demostrar, por virtualidad de la escritura, esos “misterios del alma”. Ejercicios que se totalizan los afanes del escritor mexicano.

El trabajo de Asunción Rangel sigue el hilo de continuidad del análisis literario con la revisión de un escritor que comparte generación con Salvador Elizondo. En su texto “La galería francesa en los Inventarios de José Emilio Pacheco”, Asunción Rangel dibuja, antes que una galería francesa, una visión cromática de la obra de Pacheco en la que Francia y París llegan a asomarse más a modo de refracciones de los imaginarios que pueblan la biblioteca del escritor. París está entonces en los inventarios de Pacheco por vía oblicua en la imagen que de ella se construye en la prosa de Rubén Darío, en los pasajes de Walter Benjamin o en un cuento de Julián de Casal. Se trata, dice la misma Asunción Rangel del París que se encuentra en los libros de poemas, en las novelas, en los diarios, en las cartas, en resumidas cuentas, el París figurado en la palabra que dice más que el París “real” porque habla de sus cosas invisibles.

Finalmente, con el texto de Genaro Martell “Los inmateriales mexicanos”, llegamos a las postrimerías del siglo XX con el seguimiento que desarrolla el pensamiento del filósofo francés Jean-François Lyotard y sus reflexiones respecto de la “decrepitud moderna” y el consabido concepto de posmodernidad, el cual es puesto a dialogar con algunas reacciones de orden estético en México que trazan lo que define una suerte de “historia al revés” en las que busca dilucidar la exposición de ideas posmodernas avant la lettre. Dirige así un recorrido por una galería de cuatro salas, en las que recoge las estampas de José Clemente Orozco, Carlos Fuentes, el pintor novohispano José Juárez y el poeta guanajuatense Antonio Plaza. Por último, el libro recoge a modo de epílogo las relatorías de las doce sesiones del Seminario que dieron origen al libro, a cargo de Mireya Buenrostro Murrieta, dejando así constancia de otros trabajos que, por cuestiones de tiempo, no pudieron verse concretados en el libro.

En resumen, esta escueta descripción no es más que una invitación al lector a hacer sus propios juicios del libro. La propuesta, como reiteran sus paratextos es modesta, como sólo puede serlo todo gesto revisionista de la complejidad de las relaciones que se tejen entre las culturas. Lo que sí creo que logra a cabalidad es que, en su variable urdimbre, el libro deja ver, muestra, abre los ojos del lector a esta complejidad y recala en la importancia de, como anuncia su título, seguir los movimientos del trayecto, las idas y vueltas que dibujan los vasos comunicantes entre sociedades, pensamientos, individuos y obras.  Porque, como atinan a observar los coordinadores de este libro, sus sentidos anidan en las travesías, antes que en los puntos de su partida y de su llegada. 

Para descargar el libro en versión digital sin costo, aquí.


Claudia Liliana Gutiérrez Piña es profesora-investigadora del Departamento de Letras Hispánicas de la Universidad de Guanajuato, México. Fotografía: Eduardo Estala Rojas / Alianza Francesa de Guanajuato, México. 

Claudia Liliana Gutiérrez Piña es doctora en Literatura Hispánica por El Colegio de México. Autora del libro Las variaciones de la escritura. Una lectura crítica de El grafógrafo y de la obra de Salvador Elizondo (2016). Coordinadora del libro Salvador Elizondo: ida y vuelta. Estudios críticos (2016) y Mujeres mexicanas en la escritura (2017). Obtuvo el premio a la mejor tesis de doctorado en el área de Humanidades 2013, otorgado por la Academia Mexicana de Ciencias. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Ha impartido cursos en la Universidad Autónoma del Estado de México y Tecnológico de Monterrey. Actualmente es profesora-investigadora del Departamento de Letras Hispánicas de la Universidad de Guanajuato, México.

Luciérnaga: exploring the hyperreality and hyper-myth

By César Octavio Moreno Zayas
PhD Candidate for The University of Nottingham, United Kingdom


Photograph: Silvia Peláez.

Last Thursday, October 11, I went to the second performance of Luciérnaga (Firefly) the last opera composed by Gabriela Ortiz with a libretto written by Silvia Peláez. It was a very interesting experience musically, vocally as well as visually. The performance took place at the Sala Miguel Covarrubias at the National Autonomous University (UNAM). This one and a half hour long opera tells the story of Alcira Soust Scaffo, an Uruguayan poet, who locked herself at the male toilet of the Tower of Humanities at UNAM, during a military intervention to the university on September 18, 1968.

Photograph: Silvia Peláez.

1968 was a year of different social movements around the world. In Mexico, there was also a movement that evolved into a large-scale conflict between different groups (students and the state). Books have been written exploring the different reasons that have led to such outcomes. Therefore, it is a sensitive subject to talk about, and to create an opera based on this was not an easy job. Opera and politics or social issues have been always present through the whole history of the genre, but its forms to show it was not always so direct. The 20th and 21st Century have seen the premieres of operas dealing with very specific and contemporary concerns, for example, John Adam’s Doctor Atomic or The Death of Klinghoffer, Kurt Weill’s Rise and Fall of the City of Mahagonny, or Mark-Anthony Turnage’s Greek. As for me, Luciérnaga was a clever choice among the different options to talk about the movement of 68, which now it is its 50th anniversary.

The librettist has created a good text for a soprano and a male actor. The work narrates a claustrophobic environment, and we see how Alcira, sung by Cecilia Eguiarte, tells what is happening outside the building but also things that happen in her head. She struggles with real facts and with her mind. The actor José Juan Sánchez appears sometimes as a soldier (a real one), others as a mere character of Alcira’s mind, such as a dinosaur (common visual representation of the leading party of that time; PRI).


Photograph: Silvia Peláez.

The music of Gabriela Ortiz was very descriptive for such plot full of uprising emotions and inner feelings. It was a turmoil very well depicted by percussions and winds, sometimes nice and lovely, others aggressive and chaotic, but always on the track of the plot. The soprano Cecilia Eguiarte sang an interesting and convincing Alcira, dealing always well with the defying score and acting adequately. The actor José Juan Sánchez did a good job performing the characters. The orchestra, Onix Ensemble, was conducted by Ludwig Carrasco, very well conducted, always firm and steady.

Photograph: Silvia Peláez.

The production was directed by David Attie. It was a very good work with projections exploring different elements of Alcira’s mind, including the reptile traits. But, also it consisted of some flexible panels resembling the windows of the building, behind those panels we could see the toilets services. The use of all the material was very good, giving always a reason for each element on the stage. It was for me interesting the separation of the singing part and the acting part because it reminds me the distinction that Adorno does between audience who wish to sing, but cannot, and the singers who are able to express the desires of the audience. Considering this perspective Alcira stands for a poet thought that moves in the world of ideas and ideals. The work in the whole was very good, maybe some elements might be extra, as for my taste, but that it is a just personal choice. I highly recommend this work and I am hoping to see it again because it should have had more than three performances.