A. J. Aragón

El Mexican Cultural Centre (MCC), Reino Unido, tiene el honor de publicar un poema de «Noche habitada”, que forma parte del libro: «El oficio de esperar», de A. J. Aragón, poesía reunida, colección ex libris núm. 3, Universidad de Guanajuato, México, 2006.

A.J. Aragón. 2.


A. J. Aragón. Foto: Eduardo Estala Rojas.

A. J. Aragón. Foto: Eduardo Estala Rojas.

A. J. Aragón, mexicano, es poeta y editor. Ha coordinado los talleres de creación literaria de la Casa de la Cultura de Querétaro (1983-1986), del Centro Queretano de Escritores (1987-1990), de la Red de Unidades de Extensión de la Universidad de Guanajuato (1999-2004), del Museo Casa Diego Rivera, de Guanajuato (1998-2008), de la Casa de la Cultura de Guanajuato (2009-2012), asimismo ha fungido como coordinador general del Taller Universitario de Creación Literaria: altaller desde su fundación en el año 2000, el cual se realiza en la región centro-occidente de México. Como editor fue Director del Fondo Editorial de Querétaro, teniendo a su cargo en la actualidad la colección LETRAS VERSALES de la Universidad de Guanajuato. Ha publicado Las razones del viento (1996), Lugar de arena (en coautoría, 1999), Orillas del Mar Pacífico. Conversación con Yoshihiko Uchida acerca de la literatura hispanoamericana en Japón (2000), El oficio de esperar (2000), Nuevas prosas del Kilimanjaro (2001), Cuatro por teatro (en coautoría, 2001), Lumbre entre las hojas (en coautoría, 2004), Situación y palabra (2004), El oficio de esperar (poesía reunida, 2006), Lorenzo Bitácora (2007), Las razones del viento, IV Premio Internacional de Poesía “Macedonio Palomino” para obra publicada, (nueva edición, 2010), Tan cerca de la voz humana. Conversación con el violonchelista Pedro Jiménez Alvarado (2012). Textos suyos pueden leerse en la Biblioteca Digital de Escritores Queretanos.

Oración cívica

El Mexican Cultural Centre (MCC), Reino Unido, tiene el honor de publicar la «Oración cívica» de Adolfo Castañón. Poema incluido en su libro: «La campana y el tiempo (poemas 1973-2003)». Colección: Práctica Mortal,  CONACULTA, México, 2004, p. 264.

Oración cívica. Adolfo Castañón, mexicano, es poeta, narrador, ensayista, traductor, editor y crítico literario. Estudioso de las obras de Michel de Montaigne, Alfonso Reyes, Juan José Arreola y Octavio Paz. Miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua. Ha sido miembro del consejo de redacción de varias revistas en Latinoamérica, como Vuelta, Letras Libres, La Cultura en México, Plural, Gradita y Literal.

Jorge de la Parra del Valle

El MCC tiene el honor de publicar el poema «A imagen y semejanza», de Jorge de la Parra del Valle, incluido en su libro: «Cuando los astros se alinean”, Escriba Editores, México, 2008.

“Cuando los astros se alinean”, Escriba Editores, México, 2008.  78 pp.

“Cuando los astros se alinean”, Jorge de la Parra del Valle, Escriba Editores, México, 2008. 80 pp.

En la nota editorial, David A. Rincón Pérez, señala: “Jorge de la Parra del Valle, como poeta maduro, nos muestra los anhelos de los sufrientes y sus ansiedades espirituales. Gracias a su poesía conservamos el cariño y ensueño, en donde todavía nos podemos encontrar a través de la palabra poética». Por su parte, Eugenio Martínez Chávez, indica en el prólogo: “La tristeza es el complejo emocional que se apropia más de la porción del hombre y sus hechos. Abundar en el iterar la oscilación que alcanza los bastiones mismos de lo humano, no es sino estar atado a una vocación eterna: pues desde más allá del principio del tiempo, hay una lágrima que es la emisora del más diáfano de los sonidos”. En la contraportada de la obra se explica que el autor, originario de la ciudad de México, “explora conscientemente territorios de dolor y locura, hasta desmenuzarlos en sus elementos más profundos. El lector no tiene otra opción que recibir su impacto directamente al corazón”.


A imagen y semejanza

            Para las niñas Andrea, Aranza y Alejandra Díaz Aguirre

Cuando se sientan solas

y la bóveda de su cielo amenace con caerse en pedazos.

Si ubican el corazón                             

                                          por el dolor de cada latido.

Una vez que la fuente del llanto se agote

sin haber enjuagado sus almas                                                   

                                          y desfallezcan
agotadas

                                          por buscar la palabra

                                                                     que amaine el torbellino,

alzarán su grito al cielo en reclamo.

Entonces celebrarán su bautismo de conciencia

de que la imagen y semejanza heredada

                                          es el amor.

Cierren los ojos.

Recojan un ramillete de risas

                                          y escuchen atentas,
que el eco resonará

                                          allí adentro

en el lugar que ella reservó

                                           para cuidarlas.

«Sun In Days» de Meghan O’Rourke

Selección, traducción, introducción y notas de Gerardo Cárdenas

La obra de la poeta estadounidense Meghan O’Rourke, nacida en Brooklyn, Nueva York, en 1976, sigue inédita en español pese a que la joven autora ha recibido distinciones como el May Sarton Poetry Prize, el Union League Prize for Poetry de la Poetry Foundation, la beca Lannan Literary Fellowship, dos Pushcart Prizes, y el Front Page Award a crítica literaria.

Meghan O’Rourke. Foto: Cortesía.

Meghan O’Rourke. Foto: Cortesía.

O’Rourke comenzó su carrera literaria como una de las editoras más jóvenes en la historia de la revista The New Yorker. Desde entonces, ha fungido como editora de cultura y crítica literaria de Slate, y editora de poesía así como editora consejera para The Paris Review. Sus artículos de crítica, ensayos y poemas han sido publicados en Slate, The New Yorker, The New York Times Magazine, The New York Times Book Review, The Nation, Redbook, Vogue, Poetry, The Kenyon Review, y Best American Poetry. O’Rourke ha publicado los poemarios Once (2011) y Halflife (2007), que fue finalista tanto del Patterson Poetry Prize como del Forward First Book Prize de la Gran Bretaña.

Ha publicado también el recuento autobiográfico The Long Goodbye: a memoir. (traducido al italiano y publicado por Giunti en 2013). Tras ser una de tres jueces para la selección de los Mejores Novelistas Estadounidenses Jóvenes del 2007 para la revista Granta, O’Rourke ha sido miembro del MacDowell Colony y finalista del Premio Roma de la Academy of Arts and Letters. Graduada de Yale, ha sido catedrática en Princeton, The New School, y New York University. Actualmente vive en Brooklyn, Nueva York, donde creció, y en Marfa, Texas.

En su más reciente proyecto, el aún inédito What’s wrong with me?, O’Rourke trabaja en una memoria personal, relatando la lucha que ha emprendido, a sus 38 años, contra un raro padecimiento de su sistema inmunológico. O’Rourke escribió por primera vez sobre esto en un artículo publicado en The New Yorker, 2013: http://www.newyorker.com/magazine/2013/08/26/whats-wrong-with-me

Más información sobre la autora en: http://meghanorourke.net/

Sun-In Days fue publicado por la revista Poetry en septiembre de 2013. La presente traducción incluye notas a pie de página que se vuelven necesarias debido al uso de referencias muy locales en inglés. El extenso poema es un viaje a la niñez perdida, a la eterna duración de los instantes en que todo cambia para siempre. O’Rourke explora la nostalgia desde sus cinco sentidos, cubriendo al mismo tiempo veranos e inviernos, huyendo de y volviendo a los mismos recuerdos, extraviada entre la vigilia y el sueño. Algo de Billy Collins, quizás de Eliot, se trasluce en los versos, pero la voz es plena, potente, dolorosa, propia. La primera traducción de este poema se publicó en México.


Días de Sun In [1]


1

Intenté vivir así por un tiempo,

entre los árboles, la verde brisa,

mascando Bubblicious [2] y al lado de la alberca        escupiéndolo.

El libro abierto sobre mi pecho, una toalla

en la espalda               el ¡putunc! [3] del trampolín,

y la partida que nunca llega                Basta

dijo mi madre              mi hermano

payaseando con una pistola de agua                         Basta.

Aviones como flechas hacia el silencio, catorce,

quince, dieciséis, siempre rumbo

a casa tras el verano               sobre el puente rumbo a Brooklyn.

El padre apuñalado en Orange Street,

la Betamax en la basura,

la muñeca Sasha [4] que el perro masticó, hueca

sus plásticos brazos abiertos. Limonada rosa en polvo,

lengüeteando los dulces granos

                                                                 espesos cual líquido.

Me podría quedar en esa mismidad por años

preguntándome si es mejor anticipar

a envejecer                 Imaginando

hijos de cinco hombres distintos,

una gran inundación que destruya

tus posesiones              y tú libre para errar.

Trajes de baño y manzanas y aceite bronceador

y una madre que se inclina sobre ti

la sombra de su rostro sobre el tuyo. Ya se ha ido,

esa manera, la brisa, la permanente alberca.

Un padre que dice “fantasma” y las sábanas

resbalándose de la rama del roble.

Cuando despierto, hojas

en el agua. Uno podría decir verde

para siempre y no mentir.

2

El estanque cerca de la casa en Maine

donde vivimos por un año

para “alejarnos” de la ciudad              el estanque

al que venían los patinadores                         los sábados,

rojas bufandas             a través de la blanca nieve,

voces que se acercaban y     se distanciaban,

árboles contra las nubes. Tratar de vivir

de la tierra por un tiempo. Muy duro

terminó diciendo mi padre.     ¿Qué dijo?

Olvídalo           no estabas escuchando          Vestía

overoles de pescador muchos días y apestaba a tripas.

Nuestros gritos escapaban, los verdes botes de basura

orillados junto a la blanquecina cicatriz del estanque,

tantos días como secretos a punto de ser

divulgados…

Blanca nieve;

apestar a tripas de pescado        pero tratando

de vivir:                                   el estanque cerca de la casa

y el sonido de voces             que se acercan.

Al envejecer te distrajiste, endeudado.

En el hospital al lado de mi madre

las máquinas               pitaban

los largos hilos del monitor cardiaco,

recayentes parábolas.

No vale la pena morir por esto           dijo ella.

¿Qué quiso decir? Hinchadas cáscaras, las resecas pardas

vainas de las semillas que usábamos para apretarnos las narices

y patinar           dándonos aires.

Luego los libros abrieron

sus páginas y con nuestras rojas

bufandas de lana al viento y los corazones

alguna vez invisibles de los Freezy Freakies [5]

enrojeciéndose nos perdíamos en el frío.

Botellas de Evian rozando la verja de eslabones metálicos.

Ya se ha ido     esa manera     lo verde

los aviones como flechas hacia el silencio envolturas de chicle

que resbalan hacia el suelo.

¡Oh salvaje viento del Poniente          sé nuestro amigo

y llévate la basura!

Sálvanos del                montón que hemos hecho

Basta dijo mi madre                Deja de preocuparte

por el futuro, no

nos pertenece y no le pertenecemos.

3

La superficie más resbalosa, liso

y blanco el hielo. Estoy al borde del estanque

recojo información                  se oscurece

hola algas hola peces del estanque

mi mente viaja hondo             se va.

En la playa excavo, hago un túnel

hacia las manos de la mujer que cosió

esta roja camisa          túneles hasta China.

Se hizo tan fácil           acostumbrarse a ello

la orquestación del significado

contra la noche, la vida

una torre que puedes escalar

no un montón de basura         pálidos libros ilustrados

amarillándose en los estantes.           Tan fue así

cierro mis ojos

y camino a lo largo del pasillo del hospital.

El iris parpadeante bajo la luz de marzo,

una enfermera toma el pulso de mi madre

no le pagan tanto como para ayudarnos

como nosotros quisiéramos. Y tu esperanza

se rezaga         hojeando páginas de revistas,

las modelos de Prada. De niña

era una búsqueda, sentir que explotabas cada segundo,

paletas de pudín helado          y veteranos de Vietnam

parados en la esquina sacudiendo sus vasos

de unicel.         Sosteniendo su vaso

mi madre se incorpora, acaricia al perro,

es 1982           el sol que se cuela       ella bebe su café

Basta u           olvídalo u         hola.

Mira, hice un teléfono para nosotras.

Ponte aquel vaso al oído, y yo me pondré este al mío,

y escucha        sólo necesito encontrar

uno de esos vasos de unicel

y tú que tal       a dónde fuiste

cómo es la noche por allá

eléctrica sintética ennegrecida o quemada.

4

De noche vienen hacia ti

distorsionados y brillantes, cual vieja fotografía en una caja de luz

presente,          presente,          no tanto.

¿Los inventamos en el sueño,

o siguen aún    sucediendo

en un tiempo que no podemos tocar?

El partido de hockey en la azul pantalla

de tv que brilla y ralentiza       llego a casa

a un hombre tumbado en el sofá que no llega

a saludar          todos los que se han ido están ahí

las cuchillas de los patines      gastadas

y el comentarista que no para

la cuchilla que se mueve a lo largo de la pista

dice qué disparo qué tiro.

Te ganas la vida, está hecha de días y

de días, ordinarios y pensados más no dichos, laxos

convirtiéndose en lo que pueden ser,            oscuros rollos

de diminutos sentimientos de iglesia, misteriosos, quiero decir,

e intrincados como la luz de ese alto ventanal—

intrincados y misteriosos llego a casa.

Cerca de casa paseábamos

por el espolón después de clases los chicos fumando

los sistemas de seguridad del Centro parpadeando una fiesta

disco azul roja/azul roja el río East

reflejando el horizonte de rascacielos            cornisas y nubes

podíamos escuchar el rugir de los autos al otro lado

y probar el aire químico

de las oficinas en que trabajaban nuestros padres

estábamos ahí para recogerlos

para el largo fin de semana en los Catskills

el aburrido gris de las computadoras, las inmensas

ibm Selectrics sobre los escritorios, once, donde,

trece, viajando por los túneles plagados de grafiti,

coqueteando, los chicos         agarrándonos diciendo           hey      hey.

Intercambiable un día con el siguiente.

Jon hablando de ateísmo

franjas de cabello rubio           De noche la bomba como un hongo

sobre la Estatua de la Libertad, blanca

ceguera por todas partes.      Oh, dijo ella, no te preocupes

sólo un sueño              sólo un sueño.

Todos tememos a Rusia.

Imagina            se reía ella       ¡Teníamos que

escondernos bajo los escritorios!

Olvídalo           no estabas escuchando          yo intentaba

no te apures no se logra nada

con decirte algo          el frío viento

los arces desnudos tu madre embarazada

vamos los caballos ya han pasado por la ventana

con un hijo mucho mayor que tú

que la casa por la que pasaron

el río donde todos los chicos católicos echaban a navegar barcos de hielo

tíos que se llevaba el dinero para enviar su remesa a Irlanda.

El futuro aún no ha llegado, siempre

es que va a ser,           pero te abrazo,

caminando por el espolón, treinta y seis años,

el transbordador cruza de nuevo el río.

5

y por un tiempo           lluvia sobre el camino de tierra

y el apacible gris caballo         acerco Chex Mix [6]

a su peludo      hocico pedazos de tiempo

a lo largo del verano comiendo fantasmas en la sala de juegos

Pac-Man sobrevive cuarto de dólar tras cuarto de dólar

Sigo intentando           Basta dijo ella y

Olvídalo           Estaba tratando de decirte

mi padre prepara pescado en la cocina

se moja el pulgar         para cambiar de página.

Entretanto tratas

De no lanzarte a una especie de exilio—

Oh, lees demasiados libros, dice mi amigo

Dan      Aquí está la tv. Y las suaves voces

de los niños      entrando a la habitación, suenan

tan pequeños y ligeros y posibles. Pero

no crees que siempre que alquilamos el carro

cometemos el mismo error

cuando en el último minuto,

nos apuramos para llamar a nuestros padres

antes de irnos de vacaciones.            Hace más calor

este agosto que en décadas.

Y aún el sol nos baña no es absurdo

o frío.               Grace: imagínatelo

y todos los padres del más allá dormidos

con su cabello perfectamente                         peinado

impecables rostros funerarios

al contrario

                                  de los que tenían.

En el motel Reagan están en tv         su cabello

en esa ola partida        el precio de la leche sube,

dice mi madre, inflación.        El Key Food [7] de

Montague, los azulejos de linóleo sucios y agrietados,

las vitrinas de lácteos me ponen la carne de gallina.

Esos azulejos aún siguen ahí.

Ella ha muerto ya        y él también.

Sé que suena simple decirlo

desnudo           simples azulejos de linóleo.

Tú que vienes tras de mí

estaré bajo tus pies pero         Oh,

salte de ahí, empieza de nuevo. Todos vivimos

entre superficies y                 y yo

hubiese querido           empezar de nuevo      Ven tú

sal a la calle, entre

la basura que se mueve levemente,

tu cabello alzándose al viento.            Recuerda

he pensado en ti

en las cuchillas de nuestros patines convergiendo

en el futuro etc. etc., el pasado

repositorio de lo que pudo salvarse, gracia

que riega la albahaca

                                       sobre el alféizar, hasta

que el día vuelve de haberlo visto todo,

como el proyeccionista de una película

colándose entre los rollos, el despojado sonido del tiempo—

Intenté vivir así por un tiempo

mascando Bubblicious y         escupiéndolo

sólo que olvídalo tú      estabas

si pudiera oír tu voz     de nuevo          podría fingir

levántate y brilla me dijo por la

mañana          levántate y brilla

hojas en el agua          intrincadas y

los olmos holandeses muriéndose la fresca azul alberca

trozos de tiempo          Sun-In aclarando nuestro cabello

las caras que ponían               fantasmas de sala de juegos

y lilas junto a la puerta en Maine

donde se inclinó sobre mí       se me acercó dijo huele

los aviones zumbaban            una luz púrpura           dedos

pegajosos si tan sólo pudiese oírlo

de nuevo          podrías decir para siempre     lengüeteando

los dulces granos        podrías decir para siempre     y no serlo


Notas del traductor

[1] Sun In es el nombre de un popular producto cosmético para clarificar el cabello.

[2] Bubblicious es el nombre de una conocida marca de goma de mascar en EE.UU.

[3] La autora usa thwonk en la versión original para indicar la onomatopeya de un salto sobre el trampolín. Escogí putunc como una improbable onomatopeya en español para refirmar la misma acción. 

[4] Las muñecas Sasha fueron creadas en la década de 1940 por la artista suiza Sasha Morgenthaler (1893 – 1975), discípula de Paul Klee, como una manera de representar en un juguete la diversidad racial y étnica de los niños del mundo.

[5] Freezy Freakies es una marca de guantes para la nieve que sólo se fabricaron en los Estados Unidos durante la década de 1980 y que, expuestos a temperaturas bajo cero, revelaban colores y diseños específicos.

[6] Un tipo de cereal mixto en caja para desayuno.

[7] Key Food es una cadena de supermercados independientes que sólo existen en los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Pennsylvania. La autora se refiere al que está ubicado en Montague Street, en Brooklyn.


Gerardo Cárdenas, mexicano, es escritor, poeta, traductor y periodista. Salió de México como corresponsal en 1989 y radica en Chicago desde 1998 tras haber vivido y trabajado en Miami, Washington, Bruselas y Madrid. Es autor del libro de relatos “A veces llovía en Chicago” (Libros Magenta/Ediciones Vocesueltas, 2011), Premio Interamericano Carlos Montemayor a mejor libro de relatos de 2011 y 2012. En Chicago dirige la revista cultural Contratiempo y escribe el blog En la Ciudad de los Vientos. 

Cuatro poemas de Wallace Stevens

Gerardo Cárdenas

No es fácil leer, mucho menos traducir a Wallace Stevens (1879-1955). Harold Bloom lo consideraba como la pieza fundamental de la poesía estadounidense del siglo XX, y a partir de él construye una crítica de los autores modernos de ese país. Hay quien estará en desacuerdo por muchas razones. A mí me gusta Stevens tanto como Merwin, Simic, Berryman, Anne Carson o Sylvia Plath.

Gerardo Cárdenas. Fotografía de Andrea Ojeda.

Gerardo Cárdenas. Fotografía de Andrea Ojeda.

Es innegable la fuerza poética de Stevens, su impresionante cadencia, la gran profundidad de sus versos. La oscuridad y erudición de los temas, y la peculiar musicalidad de su lenguaje hacen muy difícil la traducción. Así, mis dos poemas favoritos de Stevens: “Notas a un oboe” y “Las auroras de otoño”, los considero intraducibles, al menos en el sentido de que intentar traducirlos implica tasajear su ritmo y música. De los que seleccioné para el Mexican Cultural Centre, no puedo hablar más que de aproximaciones. Los tres primeros aparecen en The Collected Poems (Vintage Books, Nueva York, 1982), que es la mejor recopilación de su obra. El último fue escrito en 1954, prácticamente en los últimos meses de vida de Stevens, y apareció póstumo.

En “Variaciones a un tema de Williams”, un poeta discute con otro; casi podemos decir que Stevens le arrebata la palabra. De carreras casi paralelas, Williams y Stevens estaban en constante pugna estética. Stevens toma el poema de Williams y lo despoja de romanticismo para hacerle una crítica descarnada y altamente estética.

De “Credencias del verano”, un largo poema, escogí las tres primeras estrofas. No pude dejar de pensar al leerlo y traducirlo en el Desayuno sobre la hierba de Manet. “Mundo sin peculiaridad” pertenece al poemario Las auroras de otoño. Ahí vemos al Stevens más maduro y a un hombre sabedor de la proximidad de su muerte. Stevens, muchas veces áspero, pelea con su padre y su madre, que siente la inevitabilidad de su propio fin. La pobreza del polvo, insiste el poeta; polvo en que se convertirá.

Stevens encontraba paz y descanso en los Cayos de la Florida. Esa fue, seguramente, la inspiración del último de estos poemas: Of Mere Being, que me atrevo a traducir como “Apenas el ser”. Leo en este poema al Stevens agonizante, quien se va despidiendo y del que apenas queda el lenguaje: ígneo y terrible. Apunto al uso en mi traducción del término “ígneas” ante la virtual imposibilidad de traducir el neologismo que inventa Stevens: “fire-fangled feathers”. Lo que importa para Stevens es que el lenguaje sea la música, y ésta el vehículo de la imagen.


Variaciones a un tema de Williams

¡Es un extraño valor
el que me das, antigua estrella:

brillando sola en el alba
a la que no prestas nada!

I

Brilla sola, brilla al desnudo, brilla como el bronce
que no refleja mi faz ni ninguna otra parte
de mi ser, brilla como fuego, que nada refleja.

II

Nada prestes a ninguna humanidad
que te bañe en su propia luz.
No seas quimera de la mañana,
mitad hombre, mitad estrella.
No seas una inteligencia,
como el ave viuda
o un viejo caballo.


Credencias del verano

I

Ahora en mitad del verano con todos los tontos sacrificados
y las furias de la primavera consumidas y aún muy lejos
de las primeras inhalaciones del otoño, los polluelos
están en la hierba, las rosas cargadas con el peso
de su fragancia y la mente ha pospuesto sus tribulaciones.

Ahora la mente pospone sus tribulaciones y considera.
A esto llegan los sacudimientos de la memoria.
Hoy es el último día de un cierto año
más allá del cual nada queda del tiempo.
A esto llega, y a la vida imaginada.

Nada más fue inscrito ni pensado ni sentido
y esto debe reconfortar la corteza del corazón
contra falsos desastres —aquellos padres estacionarios,
aquellas madres que tocan, hablan, están cerca,
aquellos amantes que esperan sobre la seca, suave hierba.


Mundo sin peculiaridad

Grande y fuerte es el día—
pero su padre era fuerte, aquél que yace ahora
en la pobreza del polvo.

Nada puede ser más discreto que la manera
en que la luna avanza hacia la noche.
Pero lo que fue su madre regresa y llora sobre su pecho.

La roja madurez de redondas hojas está cargada
de las especias del rojo verano.
Pero ella a quien él amó se enfría al menor de sus roces.

¿De qué sirve que la tierra esté justificada,
que esté completa, que sea un fin,
que en sí misma sea suficiente?

Es la tierra misma que es humanidad…
Él es el hijo inhumano y ella,
ella es la fatídica madre, a quien él no conoce.

Ella es el día, el paso de la luna
entre las jadeantes especias y, a veces,
él también es humano y la diferencia se esfuma.

Y la pobreza del polvo, esa cosa sobre su pecho,
esa detestable mujer, ese lugar sin sentido,
se vuelven un solo ser, firme y verdadero.


Apenas el ser

La palmera al final de la mente,
más allá del último pensamiento, se yergue
en el broncíneo decorado.

Un ave de dorado plumaje
canta en la palmera, sin significado humano,
sin sentimiento humano, un canto foráneo.

Es ahí cuando sabes que no es la razón
la que nos hace felices o infelices.
El ave canta. Sus plumas brillan.

La palmera permanece al filo del espacio.
El viento se agita suavemente en el ramaje.
Penden las ígneas plumas del ave.

 


Gerardo Cárdenas, mexicano, es poeta, escritor, traductor y periodista cultural. Ha vivido en Madrid, Bruselas, Miami, Washington, D.C., y Chicago desde que salió de México en 1989. Radicado en Chicago a partir de 1998, es actualmente director editorial de la revista cultural contratiempo (http://contratiempo.net). Sus artículos, cuentos y poemas han sido publicados en medios impresos y electrónicos de México, Estados Unidos, España, Venezuela, y República Dominicana. Como narrador, ganó el premio John Barry de Ficción en Español desde Chicago en 2004 y 2007, y el segundo lugar del concurso de literatura erótica “Los Cuerpos del Deseo” de NeoClubPress, Miami, 2012. En 2011 publicó la colección de relatos “A veces llovía en Chicago” (Libros Magenta/Ediciones Vocesueltas), que se hizo acreedor al Premio Interamericano Carlos Montemayor de Literatura a Mejor Libro de Relatos. Un segundo libro de relatos “Correr es de cobardes”, se publicará próximamente. Relatos suyos han sido antologados en “El libro de los monstruos” (Escuela de Fantasía, Bubok, Madrid, 2012), “Los cuerpos del deseo: cuentos eróticos” (NeoClubPress, Miami, 2012) y “Bajo los adoquines está la calle” (Taller de Escritura Creativa Enrique Páez, Madrid, 1998). Trabaja actualmente en una novela y un poemario. Además de sus actividades literarias y editoriales, publica el blog “En la Ciudad de los Vientos” y es director de comunicación de la Organización No Gubernamental AARP en el Estado de Illinois, Estados Unidos. http://gerardo1313.wordpress.com/

El sueño de Parténope

La Sirena es un lienzo realizado por la artista argentina Marigela Pueyrredon para la exposición Las balconadas. Inicia una itinerancia por los pueblos de Altea, Alfaz del Pi, Agost y Benimantell, pueblos característicos de la Costa Blanca y del interior de Alicante, Comunidad Valenciana, España. 

La Sirena. Técnica mixta sobre lienzo. 150 x 140 cm. Marigela Pueyrredon, 2014. http://marigela.wix.com/marigela-pueyrredon

La Sirena. Técnica mixta sobre lienzo. 150 x 140 cm. Marigela Pueyrredon, 2014. http://marigela.wix.com/marigela-pueyrredon

El sueño de Parténope, inspirado por la contemplación del lienzo de La Sirena  y preso de su inaudible canto, el poeta mexicano Gerardo Cárdenas decide escribir inmediatamente sus emociones. Parténope, la sirena de Ulises, se sumerge en el sueño de un hombre que a su vez sueña atrapado por la fuerza del deseo.

La poesía de Cárdenas incorpora una nueva dimensión a la contemplación del cuadro y le otorga sonido a la voz, un canto onírico que atrae inexorablemente a los navegantes.

El sueño de Parténope

Duerme la sirena y en el torbellino de su sueño

soy un pez seducido por su carne de mujer,

enganchado a la promesa de su cintura,

sin ver el anzuelo, sin prever el festín.

Ella acaricia una a una mis escamas

y las besa antes de arrancármelas

para hacerse un collar que acaricie su pecho.

Al tragarme, sus ojos de monstruo marino

abarcan la inmensidad del abismo.

Ella gira en eterna seducción y eterno sacrificio

entre la luz de las aguas del alba y la tiniebla abisal

y mis huesos limpios son la arena de este sueño.

Duerme la sirena y en las mareas de su sueño

soy un hombre que come sin pausa su cola de pez

inmune a su canto y a la suavidad de sus senos.

La devoro escama a escama

y ella me encierra en su abismo, me canta entre sus brazos

me arrastra al vórtice oscuro.

El alba me sorprende besando sus cabellos

para cortarlos y ceñirlos a mi cintura.

Inmersos en un círculo de mar y noche

el sueño se repite sin pausa, a los cuatro vientos el deseo se ensancha,

la carne llama, distante en la silueta borrosa del arrecife;

despiertan el hombre y la sirena, duermen el pez y la mujer


Gerardo Cárdenas, mexicano, es poeta, escritor y periodista cultural. Ha vivido en Madrid, Bruselas, Miami, Washington, D.C., y Chicago desde que salió de México en 1989. Radicado en Chicago a partir de 1998, es actualmente director editorial de la revista cultural contratiempo (http://contratiempo.net). Sus artículos, cuentos y poemas han sido publicados en medios impresos y electrónicos de México, Estados Unidos, España, Venezuela, y República Dominicana. Como narrador, ganó el premio John Barry de Ficción en Español desde Chicago en 2004 y 2007, y el segundo lugar del concurso  de literatura erótica Los Cuerpos del Deseo de NeoClubPress, Miami, 2012. En 2011 publicó la colección de relatos A veces llovía en Chicago (Libros Magenta/Ediciones Vocesueltas), que se hizo acreedor al Premio Interamericano Carlos Montemayor de Literatura a Mejor Libro de Relatos. Un segundo libro de relatos, Correr es de cobardes se publicará este año. Actualmente trabaja en una novela y un poemario. Relatos suyos han sido antologados en El libro de los monstruos  (Escuela de Fantasía, Bubok, Madrid, 2012), Los cuerpos del deseo: cuentos eróticos (NeoClubPress, Miami, 2012) y Bajo los adoquines está la calle (Taller de Escritura Creativa Enrique Páez, Madrid, 1998). Además de sus actividades literarias y editoriales, publica el blog En la Ciudad de los Vientos y es director de comunicación de la Organización No Gubernamental AARP en el estado de Illinois. http://gerardo1313.wordpress.com/

Elizabeth Cazessús

No es mentira este paraíso

“Entre el pensamiento y el acto, cae la sombra”.

T. S. Eliot

 

Elizabeth Cazessús. Foto Cortesía.

Elizabeth Cazessús. Foto Especial. 

Cuerpo de palabras, háblame, desemboca tu voz esta noche

haz que caigan pétalos entre la bruma

ofrece a la noche los siete mares, las doce lunas

los cantos más antiguos

háblame de los cirios en el desierto

de la onda acuática que se desvanece en tu corazón:

presagio de tempestades, anuncio de la sombra

Deshila tus palabras líquidas y mira las gotas

caer en la arena, anda con tus zapatos de tela

y tu cordón almidonado

Háblame hasta inundar de letras y sueños

lo que no pudo ser en tu propia celda:

órganos convulsionados, llanto sin lágrimas

rabias contenidas

esa tristeza hueca que sólo conocen los cuerpos

de palabras

háblame de tus linderos y caminos andados

de las piedras que encontraste con su carnalidad transgredida

de su materia en estallido, su lado oscuro

resaca del tiempo desconocido donde estuviste

Háblame con tu voz frente al espejo

despliega la remota luz como si tuvieras las alas de un ángel

ve con tu lengua sedienta a la primera página54

Nacido de lo intangible, de lo que pudo ser y no es

vuelve a tu naturaleza de ofidio

y renuncia a lo que no dijeron las palabras

No es mentira este paraíso, ni mentira el sabor de lo perdido

Tal sea la palabra y el destino

recoge de tu casa lo que queda

nunca olvides la crisálida donde se eleva

el dulce sueño de la muerte

Desata entre la hierba los conjuros

que transiten las horas por tus células

como una resurrección, un nacimiento a lo insospechado

y entonces vuelve

hunde tus raíces, animal encendido

bajo esa última luz que se precipita por tus dedos al vacío.

Mujer esqueleto

Sólo huesos tengo para rescatar la memoria de tus brazos

Dame la sal y la pasión que destilan tus lágrimas

Aligérame el paso desgarbado por la sed en que he vivido

En la oscuridad no se distinguen los peldaños ni los giros de la luna

He gravitado callada para no perderme en el bullicio de otras voces

Como sonámbula deambulo con la canción del silencio

sin olvidar la órbita concéntrica en que se mueven los planetas

alrededor de tus ojos que describen la caligrafía del milagro

Deseo

Cada palabra se asoma desde lo innombrable

la belleza nace de lo inédito en medio del paisaje desértico

la unión de contrarios vive entre el cielo y la tierra

como una leyenda antigua grabada en la pulpa seca del cactus

El deseo levanta una fuerza incalculable y sorda

territorio sombrío donde sobrevuelan cuervos

y es posible permanecer bajo el giro del murciélago

El poema celebra el milagro oscuro de tenerse

gravita cual virgen reflejo de dos cómplices fortuitos

ciegos y mudos ante la pasión y sus quehaceres.

Luz estremecida

De frente, sobre la cama

me sigues mirando

y estoy aquí para amarte

Desdibujo la distancia

Penetras mi sombra

Vago contigo en la inmensidad

de la alcoba

Me miras callado

como si quisieras expurgar

en mi mirada el misterio

de una ola mortecina

donde morimos despiertos

balbuceando nuestros nombres

Y más allá —sólo más allá—

encontramos aquello

que nos hipnotiza y libera

en cada caricia

en cada átomo que siembra el deseo

en cada palpito que contienen

nuestros órganos diluidos:

veneros en su propio laberinto

hambrientos de esa luz estremecida.

Elizabeth Cazessús, mexicana, es poeta y artista de performance. Autora de nueve libros de poesía: “Ritual y canto”, “Veinte Apuntes antes de Dormir”, “Mujer de Sal”, “Huella en el agua”, “Casa del sueño”,  “Razones de la dama infiel”,  “No es mentira este paraíso”,  “Enediana”, “Hijas de la Ira”,  2013. Es creadora con trayectoria, FONCA, 1998. Ha realizado Periodismo Cultural, 1983 a 1992 en Tijuana, México. Dirigió el suplemento cultural “Arrecife” y actualmente coordina “Tijuana dossier cultural”, en el periódico mexicano El Sol de Tijuana. Cuenta con los premios: Municipal de Poesía, en los Juegos Florales de Tijuana, 1992; Premio de Poesía, Anita Pompa de Trujillo en Hermosillo, Sonora, 1995. Ha participado en múltiples encuentros y ferias nacionales e internacionales de poesía: Estados Unidos: San Diego y Los Ångeles Ca., Arizona, Cd. de Búfalo,  Nueva York; México: Zócalo, D.F. Guadalajara,  Oaxaca, Veracruz, Hidalgo, Michoacán,  La Paz B.C.S.; Cuba: La Habana, Chile: Santiago;  Puerto Rico, San Juan. Su obra ha sido traducida a los idiomas: inglés y polaco. Está incluido su trabajo literario  en diversas antologías. Realizó la producción de  dos Video poéticas: “Razones de la Dama infiel” 2009  y “Enediana”, 2011, junto con Gerardo Navarro, artista multidisciplinario. Acompañó alternadamente a Carlos Monsiváis,  interpretando voces de la poesía de la popularidad, durante la conferencia: “Mamá Soy Paquito”, Universidad de San Diego, E.U.A. 2009.

Adriana Zapparoli

en jardín de flores,  leonella

Adriana Zapparoli. Foto Especial.

Adriana Zapparoli. Foto Especial.

estas hierbas somnolientas naciendo de la semilla al comienzo, más o menos, rectangulares o elípticas, respondiendo al concepto, a los órganos, y sus rizomas verde oscuro, y casi insectívoro, atraído por un néctar dulce. se posa … y cuando roza los cilios, y en secreción de jugos digestivos, una Drosera y sus hojas … es una rosa… es el amor y leonella en jardín de flores …

y

en la campiña al tenerlo en las manos sentí deseos alzando los hombros. mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad y por la mirilla de la persiana, con un pozo debajo de la ventana, sus cabellos, hojas y miembros… –casi en mi centro… a veces encendía todas las luces de la habitacíon con un libro en las manos pero sin leer y –entre los rosales, a tres pasos de mi boca, en lo oscuro de mis ojos … poder verlo, en su corazón ofrecido, en mi (corazón) de bicho …

y

las semillas son la próxima generación… y el pensamiento estratégico un estróbilo de hojas fértiles, como  imprevisibles en la materia, en forma escrita, la flor es un corto tallo, una espiral sobre el eje, del mismo modo, amolado, en que las hojas se insertan y nos aquejan día tras día, en la mayoría, son trastornos de la velocidad y las flores en fuga de ideas en taquipsiquia. mira … mientras que los gatos están al acecho en la ventana … en el rojo pensamiento …

y

leonella y susurro en la práctica neuronal. sus esquemas de azúcar glas. sus parodias y dulzuras. y una calma aeroespacial, transitoria  azucena, en la sinapsis. todo es orden. en escarpelo de pensamiento escéptico. en el agotamiento de escuálido y espeso encéfalo. y el rendimiento dóping cognitivo en esfera celeste, bolígrafo etílico de tungsteno induciendo la liberación en canales abiertos y estribillos de espliego en flores de color morado, en un día soleado, la esencia y la actividad terapéutica de la planta de lavanda mezclada con otras plantas tranquilizantes nuestras tila, amapola, melisa, pasiflora en nuestro jardín de flores y psicosis anfetamínicas.

Adriana Zapparoli, brasileña, es escritora, poeta y traductora. Ha realizado estudios de postdoctorado en la Universidad Estatal de Campinas, Brasil. Sus poemas han sido publicados en revistas de arte y literatura en diversos países. Es autora de los libros “A flor da abissínia” (versión bilingüe) en 2007; “Cocatriz” en 2008; “Violeta de Sofía” en 2009; “Tílias e tulipas” (versión bilingüe) en 2010, “O leão de Neméia” en 2011; “Flor de lírio” (versión bilingüe) en 2012, “Flor de lótus” (versión bilingüe) en el año 2013, todos han sido editados por Lumme Editor (Bauru, SP). Actualmente es editora de la revista electrónica “Zunái de Poesía y Debate” (ISSN 1983–2621), junto con el poeta Claudio Daniel.