
Angélica Santa Olaya, 1962, Ciudad de México, poeta, escritora, historiadora y maestra de español. Fotografía: cortesía de la autora.
Los siguientes poemas se publican como parte de un convenio de colaboración entre la Asociación de Escritores de México (AEMAC) y el Mexican Cultural Centre (MCC), Reino Unido, con el propósito de promover a la literatura mexicana a nivel internacional.
Presentación
Por Obed González Moreno
Presidente interino en la Asociación de Escritores de México (AEMAC)
Invitar proviene de la palabra latina invitare que posee una denotación semejante a la de envalentonar que con el tiempo y como es en todo el lenguaje, derivó con referencia al contexto en tratar a alguien de buena gana. Sin embargo, también invitar está relacionada con la palabra velle que relacionada con la pala indoeuropea wei ofrecen la connotación de desear o querer, andar en busca de algo deseado. Entonces, podríamos concluir que un invitado es alguien que busca lo deseado o el deseado que se busca. La Asociación de Escritores de México A.C., mantiene una cercanía con autores que no son asociados; sin embargo, proyectan junto a la AEMAC, las mismas afinidades y sueños como es el caso de Angélica Santa Olaya. Los invitados son aquellos deseados que se buscan porque comparten las mismas inquietudes, los mismos anhelos y visualizan en la misma dirección, aunque no en el mismo camino. El invitado es alguien a quien se acoge con gusto, no es un huésped porque el huésped posee una connotación de hostilidad y de rivalidad. En la antigüedad, el huésped era señalado como el hombre poderoso que provenía del exterior, era un invasor. La escritora Amparo Dávila, conocedora del lenguaje, nos recuerda en el cuento que escribió sobre aquel oscuro ser poderoso que habita su casa y sólo atemoriza y amenaza su vida, lo hubiera titulado: El invitado, de una fácil manera, pero no es así, sabía lo que significaba ésta diferencia entre vocablos y decidió nombrarlo El huésped, por toda ésta arcaica carga semántica de poder, control y violencia. El invitado es alguien al que se conoce y aprecia, alguien que —también puede ser algo— siempre conlleva un código de confianza y cercanía; en cambio el huésped, es alguien o algo al que se desconoce y que siempre proviene del exterior y lo peor: puede quedarse a morar en los adentros. Tal vez, un huésped con el tiempo se llegue a conocer y a apreciar y pase a ser un invitado. Por consecuencia, el ser humano prefiere invitar a que lo habite aquello que conoce antes de arriesgarse a ser sorprendido por un huésped. En la AEMAC invitamos, porque en los invitados también reside la poesía, aquello que transforma y ofrece movimiento a lo estático y, por consecuencia, invitamos a ustedes a leer los poemas de la destacada escritora Angélica Santa Olaya.
AVE POETA
(Para Sor Juana Inés de la Cruz)
¿A qué flagrancia femenina apela
el dibujarla frágil y doliente
como una rosa que la espina anhela
o fruta lista para hincarle el diente?
Falsos idearios guardabas vehemente
para quemarlos con tu luz de vela
que no se apaga, pero sí rebela
los fuegos fatuos con razón ardiente.
Palabras-lanza de tu pluma salen
como aves libres que nadie retiene
en la oscuridad tus alas renacen
indomable faro infinito enciendes
un puño que vuelo intenso propale
poema y punzón que nadie condene.
CONTIENDA
Mis lianas enredadas en tu tallo
amurallan la danza sempiterna.
Rojo manzana es el color del rayo
que enceguece vital a la linterna.
No hay lucro ni pérdida ni fallo
en el ir y venir de las estrellas.
Ni monarca ni pérfido lacayo
que no beba la miel de las doncellas.
Deliciosos licores se fermentan
entre piernas caladas de rocío
y el ombligo de Psique se revienta
cuando conjuras con tu cerco el frío;
desnudando al gemido en la contienda
que exorciza el desierto y su vacío.
HERIDAS
Aguijón venenoso que se incrusta
en mi centro y desciende hasta el origen,
mis olas reverberan con la fusta
que abate mi ansiedad tardía y virgen.
Ser comida de leones no me gusta.
La carne derrengada siempre aflige.
Gladiador en el circo no es la justa
manera de aplacar a los que exigen.
Tu saliva se esparce entre mis plumas
que alunecen cantando a tus deseos;
dame un baño en el agua donde sumas
carne, piel y despiertas a los reos
anhelos condenados por las runas:
mil gorgonas en saco de Perseo.
DE LA VERDAD
Rechazas tu reflejo en mi canción,
mi palabra es cristal que no se vende
ni es súplica a la llama que la enciende,
su aliento no requiere aprobación.
Poesía y llanto triangulan mi oración:
Lamento solitario que contiende
bajo el manto que ingrato se distiende
vistiendo de penumbra al corazón.
Mi poesía no teme ni usa escudo,
forjó su fiel coraza al son del hierro.
Su verdad es el grito de los mudos
que una vez arrojaron al destierro.
¿Tu exilio te parece ahora rudo?
Es normal, no asististe a nuestro entierro.
DESTIEMPO
Se alzaron dos pontones irrompibles
nutridos de obsidianas dilatadas
con ladrillos de barro incorruptible
al abrigo de acústicas miradas.
Tu sueño era de lúbricos reptiles
acunando serpientes en la estrada,
el mío deambulaba entre indecibles
roedores que arañaban tu morada.
Escucho tu lamento agazapado
oculto en el olvido y a destiempo
donde el polvo sucumbe al desconcierto,
vago edén cuyo cielo fue apagado
juglar cautivo de elegíaco cepo
sueño de ámbar que murió irresuelto.
SONETO DE LA MUERTE
No quiero hacer sonetos a la muerte
porque morir es fuego en la conciencia,
es canción sin oído que la entienda
y es cama fría del amante ausente.
Si la ausencia es el fin de lo clemente
y es el hueco en que anida la tristeza,
quiero atar en la pata de la mesa
el final de la cuerda de un demente.
Cabo al tris que se anude y no termine
donde mi alma circule en un desliz
no sabiendo los metros que camine.
Si será Dios o el Diablo el que define
es polvo que no cruza mi tamiz.
Yo canto, aunque la cuerda desafine.
- Angélica Santa Olaya, 1962, Ciudad de México, poeta, escritora, historiadora y maestra de español para la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Universidad del Claustro de Sor Juana y Educación Básica. Imparte cursos de Creación Literaria para el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y diversas instituciones culturales públicas y privadas. Egresada de la UNAM, ENAH y SOGEM. Becada por el CONACYT. Primer lugar del concurso de cuento breve del diario El Nacional 1981 y del concurso de cuento infantil Alas y Raíces a los niños del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato 2004. Segundo lugar del V Certamen Internacional de Poesía «Victoria Siempre 2008» (Argentina). Mención Honorífica en el Primer Concurso de Minificción IER/UNAM “En su tinta” 2020 y Segundo Lugar en el Concurso Semanal “Crónicas de un virus sin corona” UACM 2020. Publicada en 134 antologías internacionales de ensayo, minificción, cuento, poesía y teatro, físicas y digitales; así como en diversos diarios y revistas en América, Europa y Medio Oriente. Autora de 15 libros de poesía, cuento, minificción y novela. Su libro 69 Haikus -con dos ediciones: una española y una mexicana- fue el primer libro de literatura mexicana presentado y difundido en Emiratos Árabes Unidos en 2015. Jurado de importantes concursos de poesía, narrativa y minificción nacionales e internacionales. Participó del Primer Recital Hispano-Árabe de Poesía de la Feria Internacional del Libro de Abu Dhabi 2015 y del evento internacional Poetic Heart 2015 y 2021, Poesía por la paz, representando a México, en Dubai. Homenajeada en 2015 por la Universidad Autónoma del Carmen. Traducida al rumano, portugués, inglés, italiano, catalán y árabe.