“La industria ya no se considera entonces en una relación extrínseca de utilidad, sino en su utilidad fundamental con la naturaleza como producción del hombre y por el hombre”.[1]
El Anti Edipo es una visión estética proyectada en varias obras de arte, a partir de la mitad del siglo XX. Hace referencia a una producción de “máquinas deseantes”, “esquizofrénicas”, como piezas que se mantienen en función de una multiplicidad intrínseca de elementos. Las obras son remitidas a paradojas infrenables, constituidas por objetos “parciales”. La “producción” es “deseante” cuando su límite es incluso la abertura, a otras posibilidades.
En las artes visuales de las “máquinas esquizofrénicas”, algunos autores acuden a las materias industriales, productos ya elaborados, para emplearlos en una nueva propuesta estética. La basura, por ejemplo, es retomada para elaborar otro artículo. El resultado de ese recurso es la creación de un inacabado. Un organismo con productos reciclados. La obra es una máquina deseante que mezcla pasado y futuro. Lo viejo premeditadamente seleccionado se une a lo nuevo, como un mecanismo ansioso. Por ejemplo; en Poubelles/free de Arman (1959) se observa una colección de barreduras puestas en conjunto.
Para Deleuze y Guattari, una máquina deseante puede cortar y ser cortada en tres modos distintos; cuando se conecta y extrae, cuando separa la energía y cuando desecha residuos. “Bajo estos tres aspectos, el proceso de la producción deseante es simultáneamente producción de producción, producción de registro, producción de consumo. Extraer, separar, «dar restos», es producir y efectuar las operaciones reales del deseo.”[2]
La capacidad para consumir y producir al mismo tiempo, sin ser sólo eso, es la propiedad estética del Antiedipo; “En todas partes, máquinas productoras o deseantes, máquinas esquizofrénicas, toda la vida genérica: yo y no-yo, exterior e interior ya no quieren decir nada.”[3] Esa inquietud perpetua de Edipo se vuelve un antagónico y aparece la esquizofrenia de las máquinas. Una fantástica represión del aparato deseante que permite una producción de la producción. Ansioso por escapar de su destino, es consciente de producir un organismo con todas las cualidades posibles. Una tensión que normaliza su polarización, pero que funciona como la naturaleza, porque es causa y efecto de otras máquinas.
Para la Fountain de M. Duchamp, por ejemplo, habría que señalar qué relación hay entre su obra y la propuesta antiedípica. Por ahora basta apuntar que se trata de una pieza de fábrica, industrial, esquizofrénica, propositiva, renovada, capitalista y maquinal, firmada en 1917 por R. Mutt. Es eso. Una pieza, parte de otras partes, que cumple con la característica del flujo y la succión. Es la producción de la producción materializada en máquina. “En una palabra, toda máquina es corte de flujo con respecto a aquella que está conectada, pero ella misma es flujo o producción de flujo con respecto a la que se conecta. Esta es la ley de la producción de la producción.”[4] El mingitorio esquizofrénico es un residuo que se encadena a otras esculturas fabricadas, en el aparato de un museo máquina.
La producción de un proceso es importante. Se trata de un momento inevitable del Capitalismo político. Global. Obras como el Vortex de Daniel Canogar, donde la gente nada literalmente entre basura, señalan cómo es posible esa interrelación de manufacturas industriales en un medio social actual del que forman parte. Pequeñas máquinas de flujo ensambladas al mismo tiempo a otra máquina mayor. Asterism de Gabriel Orozco, o Tejiendo el mundo de Tim Noble y Sue Webster, presentan esos objetos ya fabricados como parte de otro nuevo sistema de producción. Las máquinas se multiplican. Máquinas fuente, máquinas técnicas, máquinas fuente, máquinas objeto, máquinas célibes, máquinas sociales, máquinas órgano, maquinas flujo, máquinas de máquinas, máquinas de deseo.
La regularidad productiva es una constante en las máquinas y el hombre se transforma en máquina. La máquina humana actúa en la esquizofrenia de otros miembros. Es un deseante y productor llevado a niveles masivos. Adyacente a otras máquinas, se remplazan y sirven a otros hombres o se sirven de ellos.
“Todo es producción”, en el Antiedipo. Consumo de producción y, por lo tanto, producción de consumo; “Pues la verdad —la brillante y negra verdad que yace en el delirio— no existe en esferas o circuitos relativamente independientes; la producción es inmediatamente consumo y registro, el registro y el consumo determinan de un modo directo la producción, pero la determinan en el seno de la propia producción.”[5]
Obra citada:
[1] G. Deleuze y F. Guattari, El Anti Edipo, capitalismo y esquizofrenia, Paídos: Barcelona, 1998, p. 15.
[2] Ibídem., p. 47.
[3] Ibídem., p. 12.
[4] Ibídem., p. 45.
[5] Ibídem., p. 14.
Imágenes citadas:
- Arman, Poubelles/Free Standing-Petits Dechets Bourgeios,1959.
- R. Mutt, Fountain, 1917. Link: http://www.umlautrecords.com/groups/r-mutt/
- Daniel Canogar, Vortex, 2013. Link de foto: http://www.danielcanogar.com/es/obra/vortices-exhibition-fundacion-canal-yii
- Gabriel Orozco, Asterisms, 2012. Photo by Mathias Schormann.
- Tim Noble y Sue Webster, instalación, Nihilista Optimista, 2006. Link: http://lapiedradesisifo.com/2013/03/05/c%C3%B3mo-tim-noble-y-sue-webster-hacen-arte-con-basura-y-con-luz/