¿Tamales y atole para todos?

Adolfo A. Laborde Carranco

Circulaba por la avenida Damen con esquina la 22 en el sur de la ciudad de Chicago, Illinois, Estados Unidos. Eran las 7:00 de la mañana. Iba a dejar a mi esposa a su trabajo en Pilsen. Veníamos platicando de muchos temas; entre ellos, sobre el clima adverso de esta época del año, más aún a esa hora de la mañana. “¿Como te caería un atole y un tamal para este frío?”, apuntó ella. “¡Excelente!”, fue mi respuesta, misma que fue interrumpida por una imagen que me dio la pauta para escribir estas líneas.  

Adolfo A. Laborde Carranco. Foto: Cortesía.

Adolfo A. Laborde Carranco. Foto: RÉFLEX.

Al lado izquierdo de la calle había un puesto ambulante que vendía tamales y atole; desde el clásico champurrado hasta el suculento de arroz, pasando por el de avena. También tenía una gran variedad de tamales: mole, verdes, rajas, dulce, etc., sin embargo, lo que más me llamó la atención fue la extensa línea de espera para abastecerse del carbohidrato matutino. Era un público multicultural; de todas las nacionalidades. El tamal y el atole llegaron para quedarse en esta parte del territorio norteamericano.

Comento esto en vísperas de la visita que realizará el Presidente Enrique Peña Nieto a los Estados Unidos el próximo 6 de enero de 2014, en donde seguramente se tocarán diversos temas; en entre ellos, quizá el más importante y trascendental para muchos mexicanos de ambos lados de la frontera: el de las acciones a seguir en materia de la regularización temporal de los “indocumentados”, mayoritariamente mexicanos que está en puerta y que parte de una decisión presidencial denominada “acción ejecutiva” la cual, desafortunadamente, tiene fecha de caducidad. Hablemos de ello.

La acción ejecutiva del Presidente Obama, sólo beneficiará a todos aquellos que cumplan con los requisitos contemplados en la misma, es decir, padres de ciudadanos estadounidenses o de residentes legales permanentes que no sean una prioridad de deportación y vivan en los Estados Unidos desde y antes del 1 de enero de 2010 de forma ininterrumpida; indocumentados que entraron a Estados Unidos antes de cumplir 16 años de edad y permanecen ininterrumpidamente, hasta la edad que tienen hoy en día. Esto esencialmente expande la fecha de cobertura de la Acción Diferida del 15 de junio de 2007 a la fecha señalada, y además elimina el límite de edad; los inmigrantes que reúnan los requisitos deberán ser sometidos a una verificación de antecedentes biométricos por parte del Departamento de Seguridad Nacional, y tendrán que cumplir con las leyes de Estados Unidos tal como pagar impuestos y cancelar una cuota o multa que será anunciada; la acción ejecutiva también incluye una reducción del tiempo de espera para las familias que están separadas en espera de la tarjeta verde o green card; señala que los indocumentados familiares inmediatos de residentes o los hijos o hijas de ciudadanos estadounidenses o de residentes legales permanentes, pueden aplicar para obtener una exención si el cupo de visa está disponible. El proceso de solicitud comenzará en la primavera de 2015.

Como mencioné en líneas atrás, los beneficios serán temporales (quizá 3 años) mientras no se de una reforma integral a la ley de migración de los Estados Unidos, el objetivo de beneficiar a más personas que se encuentran en esta situación. Me parece que sería un acierto que, en el marco de la reunión del 6 de enero de 2015, ambos gobiernos generen una ruta crítica de cooperación bilateral, en donde el papel del gobierno mexicano a través del otorgamiento de identificaciones (matricula consular, pasaporte o en su defecto, credencial de elector que ya está contemplada en la legislación electoral mexicana mediante la credencialización en el extranjero) a ciudadanos mexicanos en su red consular será fundamental.

El Presidente Obama, ya dio el primer paso: ¿Cuál será el del Presidente Peña al respecto? En vísperas de que se den buenos resultados en dicha reunión, me regocijo en pensar que haya o no cooperación entre ambos países en esta materia, por el momento hay tamales para todos, no importando el estado migratorio ni su procedencia étnica, hecho que habla de un entendimiento gastronómico y cultural entre los individuos de ambos lados de la frontera.


Adolfo A. Laborde Carranco, mexicano, estudió sus doctorados en Cooperación Internacional en la Universidad de Kobe, Japón y en Ciencias Sociales, orientación en Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).  Es profesor de la Escuela Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales del Tec de Monterrey, México. Actualmente se encuentra realizando una estancia de investigación en la Universidad DePaul, Chicago, Illinois, Estados Unidos. 

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