Edith Carbajal Triano*
Las jefas de familia en México aumentan considerablemente, pero realmente ¿entendemos el significado de este término? Cuando hablamos de “jefatura del hogar femenina”, nos referimos a las mujeres que al interior de los hogares, son las proveedoras totales, aunque en muchos casos no necesariamente se da la ausencia de la figura masculina, sin embargo, las mujeres se ven obligadas a trabajar y hacerse cargo totalmente de la manutención de sus familias por diversas causas.
“Soy una mujer que sustenta la vida familiar, a pesar de que no tengo una pareja, estoy acostumbrada al mundo del trabajo, muchas veces las mujeres como yo necesitamos oportunidades para capacitarnos y tener mejores condiciones laborales para darles a nuestras familias un mejor futuro…”
Es el testimonio de Gilda, una más de ese gran número de mujeres que cada día se enfrentan a todo lo que implica hacerse cargo de la familia, el pilar más importante que guiará a la familia, y le dará las herramientas necesarias para formar y educar con el ejemplo a todos los integrantes.
A sus 38 años, Gilda es una mujer divorciada con 4 hijos; Paola de 10 años, Jorge de 8 años, Daniela de 5 y Ximena de 3 años. Trabaja como secretaria de lunes a sábado con una jornada laboral que apenas le alcanza para ver a sus hijos por las noches antes de que se vayan a dormir, y estar con ellos más tiempo los fines de semana; pero es gracias a la abuela de los niños que Gilda puede salir a trabajar. Ella se encarga de llevarlos a la escuela, alimentarlos, hacer las tareas y estar pendiente de lo que puedan necesitar, como recompensa de esta ayuda, Hortensia la madre de Gilda recibe 400 pesos a la semana, que es mucho más barato que pagarle a alguien ajeno a la familia por el cuidado de sus hijos, asegura Gilda.
RADIOGRAFÍA DE LOS HOGARES MEXICANOS
Esta radiografía es cada vez más común en los hogares mexicanos, y es la familia más cercana la que se encarga del cuidado de los niños, mientras que las madres “jefas de familia”, tienen que salir a trabajar. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) clasifica los hogares en familiares y no familiares, un hogar familiar es aquel en el que al menos uno de los integrantes tiene parentesco con el jefe o jefa del hogar. Un hogar no familiar es en donde ninguno de los integrantes tiene parentesco con el jefe o jefa del hogar.
El Censo de Población y Vivienda 2010 reportó que 91 de cada 100 hogares son familiares y el resto, no familiares. De igual forma, se reportó que de cada 100 hogares, 25 están a cargo de una mujer. A diferencia del año 2000, en el que de 22 millones de hogares, 79.4% tenían al frente a un hombre, y 20.6% a una mujer; por ejemplo. En 2005, la cifra se incrementó a 23.1% de hogares con una mujer como jefa de familia.
El Distrito Federal cuenta con el porcentaje más alto de “jefas de familia”, los hogares dirigidos por mujeres suman 31%, mientras que el 69% son representados por los hombres. Este porcentaje es menor en el Estado de México, donde se registraron 23% de hogares con mujeres como jefas de familia y un 77% de hogares con el hombre como principal proveedor. En este sentido, tenemos en México 28 millones 159 mil 373 hogares, de los cuales 24.6% tiene como jefa a una mujer (6.9 millones). El porcentaje de hogares con jefatura femenina en zonas rurales es de 19.3 y en zonas urbanas de 26.0.
EL MUNDO CAMBIÓ, LOS ROLES Y LAS RELACIONES DE PODER TAMBIÉN
Es necesario darnos cuenta de que el mundo cambio, de que las conductas, hábitos y roles sociales ya no son los mismos, aseguran expertos en terapia familiar, que se encargan de brindar tratamientos científicos de naturaleza psicológica para promover el cambio y bienestar a través del trabajo con todos los miembros que componen la familia, para evitar el rompimiento del tejido social más importante que tenemos.
Hoy hombres y mujeres desempeñan roles distintos, la concepción de las mujeres que se quedan en casa exclusivamente al cuidado de los hijos, ha cambiado. En gran medida las necesidades actuales han llevado a las parejas a compartir los gastos en el hogar; en otros casos son las mujeres únicamente las jefas de hogar, a causa también de las necesidades de las familias o porque se han quedado solas por diversas circunstancias.
“El principal aporte es el apoyo, para superarnos y para ser mejor, y tener un futuro mejor para nuestros hijos, mi objetivo es desarrollarme como persona, todas las jefas de familia tenemos que salir adelante, hay muchos programas que nos apoyan y expertos para que podamos superar la pérdida o separación de la pareja, pero tenemos que buscar nuevas oportunidades”, dice Gilda luego de que intentó sin éxito, por medio de terapia que su matrimonio no terminara.
La jefatura del hogar femenina tiene muchas implicaciones, desde la manutención, educación, cuidados, cobertura de todo tipo de necesidades; pero debemos tomar en cuenta que hay limitaciones que impiden que las mujeres se desarrollen plenamente en un ambiente social-económico incluyente, ya que rebasa esos límites que como sociedad aún tenemos, el estereotipo de la familia, donde el hombre es el proveedor y la familia compuesta por una pareja, legalmente unida.
Gilda recuerda cuando su esposo decidió irse de la casa y dejarla sola con todos los gastos, cuando ella había sido ama de casa los últimos 10 años, y lo difícil que fue encontrar un trabajo por su edad y falta de experiencia, pues solamente terminó la secundaria y trabajó alguna vez en un taller de costura, “yo soy sola, siempre me he proyectado independiente, a pesar de no contar con una pareja, ahora estoy convencida de que trabajando duro puedo sacar adelante a mis hijos, ya sé que no tengo muchos estudios, pero tengo muchas ganas de trabajar”.
La incorporación de las mujeres al mercado laboral y su permanencia activa en los espacios de decisiones económicas, sociales y políticas del país, han incrementado e influido directamente a cerrar la brecha de género, sin embargo, estos cambios han impactado las relaciones de pareja, justamente transformando a las familias y los hogares.
MATERNIDADES LÉSBICAS COMO JEFAS DE HOGAR
No podemos dejar de mencionar a las mujeres lesbianas, que también son madres y jefas de familia, mismas que manifiestan diferentes tipos de maternidades lésbicas, y se unen a todos los movimientos feministas que denuncian la violencia y discriminación por el doble aspecto que sufren; primero por ser mujeres y segundo, por su orientación sexual. Muchas veces se asumen como mujeres heterosexuales, situación por la cual se ven obligadas a fingir como tales por temor a perder a sus hijas e hijos.
Una sociedad que piensa y asume que las mujeres lesbianas, cuando son madres son un modelo negativo y transmiten un rol de identificación confuso, las estigmatiza socialmente, y es por ello que sufren de discriminación. El mundo de la Homofobia y lesbofobia es peligroso para las hijas e hijos de éstas madres lesbianas, es indispensable lograr una sociedad incluyente y respetuosa que acepte y respete las preferencias sexuales de cada individuo.
EL OTRO LADO DE LA JEFATURA FEMENINA
“No todo fue color de rosa siempre, teníamos muchos años de casados, nos conocíamos desde niños y yo pensé que así sería siempre, pero después de varios años él comenzó a maltratarme y un día yo decidí no soportarlo más, me fui de la casa, tomé a mis hijos y me fui muy lejos…”, recuerda Julia luego de 10 años de que dejó a su esposo y decidió comenzar una nueva vida al lado de sus hijos.
Ella como muchas otras mujeres, pidió ayuda y comprendió que tenía que valorarse como mujer y no permitir ninguna clase de maltrato. Ahora sus 2 hijos están estudiando la Universidad y trabajan para ayudarle con los gastos de la casa, visitan ocasionalmente a su padre; la relación entre Julia y su ex esposo es ahora únicamente para lo necesario.
En muchos casos, las mujeres que son víctimas de cualquier tipo de violencia por parte de sus parejas, deciden continuar con sus proyectos de vida solas con sus hijos, y cuando la jefatura del hogar es asumida por la mujer, la violencia doméstica disminuye, así como los conflictos al interior del hogar.
En México 5 de cada 10 mujeres de 15 años y más han sufrido violencia por parte de su pareja a lo largo de la relación, siendo el Estado de México la entidad número uno con el 56.9% de los casos. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los hogares 2011, 4 de cada 10 mexicanas han sufrido violencia emocional, a través de humillaciones, menosprecio, encierro o con la amenaza directa de un arma.
En cuanto a violencia económica, el informe elaborado por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujer) y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), arrojó que 2 de cada 10 mujeres han recibido reclamos por parte de sus parejas respecto a cómo gastan el dinero; se les ha prohibido trabajar o estudiar, y se les ha quitado su dinero o sus bienes.
Si hablamos de violencia física, una de cada 10 mujeres ha sido golpeada, pateada, amarrada, e incluso ahorcada y amenazada con un arma, mientras que al 70% de las mujeres encuestadas su pareja les ha exigido o las han obligado a tener relaciones o a realizar prácticas sexuales ajenas a sus gustos.
29% de los asesinatos de mujeres tiene como móvil los celos
7% que las mujeres tienen su propio dinero
17% que la mujer trabaje y salga del hogar
35% que la mujer descuide sus deberes hogareños.
Fuente: Instituto Ciudadano de Estadísticas sobre Inseguridad (ICESI)
La Organización de las Naciones Unidas, ha reconocido que solamente se denuncian entre 4 y 5 por ciento de los casos de violencia contra las mujeres y cerca del 12 por ciento de los hombres han tenido alguna incidencia de por vida de actos violentos contra las mujeres.
Interesantes datos reportó el Instituto Ciudadano de Estadísticas sobre la Inseguridad (ICESI), de los casos de violencia se dan en un 38% en mujeres con instrucción básica, y 52% a mujeres con instrucción media y superior, se reporta un prevalencia a casi 50% de mujeres económicamente activas, 45% a las que se dedican a quehaceres domésticos y un 40% contra las que no realizan actividades económicas. Este proceso multicausal, se debe a diversas transformaciones socioeconómicas demográficas y culturales que se han registrado en nuestro país a través de los años, pero también podemos decir que es el resultado quizá, de una elección individual, mas que de una imposición social.
Nota del editor: Este reportaje fue publicado en México en la Revista Igualdad de Género del Senado de la República, para consultar el ejemplar completo, visite la página: www.senado.gob.mx. Se reproduce en el Mexican Cultural Centre con la autorización de la autora.
*Edith Carbajal Triano, periodista mexicana, egresada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con Maestría en Periodismo Político y Especialidad en Información Internacional por la Universidad Complutense de Madrid. Ha laborado en diversos medios de comunicación como analista y coordinadora de información para el Periódico Reforma, Once Noticias, Televisa, Unotv; de igual forma, ha ocupado diversos cargos en la Administración Pública en la Procuraduría General de la República y el Senado de la República. Actualmente se encuentra realizando sus estudios de doctorado en Sociología de las Políticas Públicas en la Universidad de Zaragoza, España. Es editora de la Revista Igualdad de Género del Senado de la República en México, y directora editorial del libro “Senadoras de México”, que próximamente será publicado.