Ópera a la luz de las velas: el regreso a la intimidad

César Octavio Moreno Zayas

Luz al nuevo teatro. Fotografía de César Octavio Moreno Zayas.

Luz al nuevo teatro. Fotografía de César Octavio Moreno Zayas.

Imaginen que están en la Ciudad de México en 1711. En el Teatro del Palacio Virreinal, ahora Palacio Nacional. Están presenciando a la luz de las velas y en un espacio relativamente reducido el estreno de la primer ópera compuesta en América del Norte. El título es La Parténope, compuesta por Manuel de Sumaya. El libreto es de Silvio Stampiglia y fue el mismo que usó Georg Friedrich Handel para su ópera homónima estrenada en Londres en 1730. Esta imagen es significativa porque da muestra de que la ópera es un espectáculo que siempre ha generado un gran interés y que en muchos países se ha desarrollado. Aunque también hay que decir que la forma en que disfrutamos la ópera ha variado mucho a lo largo de su historia, las tramas han cambiado, los estilos han cambiado y los teatros han cambiado. Ante tanto cambio es difícil, luego, pensar en cómo era la experiencia en otros tiempos.

En 2014 Londres abrió el teatro Sam Wanamaker. El nuevo espacio escénico es una reproducción de un teatro jacobino del S. XVII y fue construido por el Shakespeare’s Globe Theatre. Tiene una escenografía fija de dos niveles compuesta por tres puertas en el nivel inferior y un balcón en el superior; 340 asientos y su iluminación durante la función es con velas. Kasper Holten, quien es director de la Royal Opera House, quiso de inmediato participar en el nuevo foro por lo que el pasado 25 de marzo fue la primer presentación de L’Ormindo de Francesco Cavalli, obra estrenada en Venecia en 1644. La producción fue tradicional y trató de hacer uso de todos los recursos que el nuevo recinto tiene. Al ser un espacio tan pequeño los cantantes aprovecharon los pasillos entre los asientos para tener mayor movilidad, esto favoreció una interacción con el mismo público. El teatro ostenta 6 candelabros con velas que subían y bajaban; esta movilidad fue aprovechada y se pudo integrar a la producción. La orquesta de la Early Opera Company, compuesta por seis integrantes y bajo la dirección de Christian Curnyn, brilló doblemente en su presentación ya que ofreció una muy buena lectura de la partitura y porque estaba iluminada con lámparas eléctricas individuales. Cabe destacar el excelente desempeño vocal y actoral de Susanna Hurrell como Erisbe y la Música, así como de Rachel Kelly como Mirinda; mención especial para Harry Nicoll como Eryka, quien desempeñó un papel bastante bufo y muy propio para las óperas de Cavalli.

Francesco Caletti, mejor conocido como Francesco Cavalli, fue uno de los compositores más importantes y populares de Venecia en el siglo XVII.  La mayoría de sus obras se inspiran en temas de la mitología clásica, son dramas amorosos e incluyen muchos tintes de comedia. Muchas de sus obras han sido rescatadas y han obtenido mucha popularidad entre el actual público de ópera. Reino Unido, en especial el Festival de Glyndebourne, ha jugado un rol fundamental en volver a presentar sus obras. L’Ormindo se estrenó en 1644 y es hasta la producción de 1967 de Glyndebourne que la obra vuelve a los escenarios. Por todo lo anterior no es extraño que para el nuevo teatro Sam Wanamaker se haya decidido presentar una ópera de uno de los compositores íconos del siglo XVII.

El reto era proporcionar al público con una experiencia lo más real posible  a la ópera del siglo XVII. El reto se logró al ser un foro mucho más pequeño que un teatro de ópera actual, el tipo de iluminación, el tamaño de la orquesta y el vestuario. Además de todo lo anterior, la producción no incluyó sistema de supertitulaje ya que rompería con la estética del lugar. Es importante mencionar que en la actualidad es casi una norma el uso del supertitulaje en la ópera para poder entender lo que se canta, sin importar que la ópera se cante en la misma lengua que el público habla. En la búsqueda de una experiencia realista se encontró con el problema de presentar la ópera en su original italiano o traducirla al inglés; la compañía decidió optar por lo segundo. Las compañías británicas tienen gran tradición de traducción de óperas a la lengua de Shakespeare, los principales ejemplos son la English National Opera y la English Touring Opera que presentan sus óperas en inglés. La traducción de óperas es polémica y muchos están en desacuerdo argumentando que las traducciones chocan con la estructura musical establecida de acuerdo a la lengua en la que fue compuesta la obra originalmente. Pareciera ser que la producción de L’Ormindo tratara de recuperar más la experiencia operística que la obra en sí, es decir, se centra en que el público debe observar y entender lo que se da en escena sin necesidad de elementos extras que apoyen la comprensión de dicha obra. Se pudo apreciar una cercanía de la obra con su público, el cual la disfrutó y aguantó las casi 3 horas de función en butacas bastante incómodas. Parece ser que estamos ante un fenómeno operístico novedoso, más íntimo que exige un trabajo mental y físico del público pero que también dará una gran alegría y una percepción operística única en nuestros tiempos. Deberemos esperar a ver que otras propuestas aparecerán alumbradas con las velas en el Sam Wanamaker y si otros países realizan sus propias propuestas.

César Octavio Moreno Zayas, mexicano, es estudiante de doctorado en Música por la Universidad de Nottingham, Reino Unido.  Está investigando la relación entre el teatro de ópera y el público de ópera. Estudió la maestría en semiótica en la Universidad de Tartu, Estonia, titulándose con una tesis dedicada a la elaboración de un modelo de análisis para estudios sociales de la ópera. Estudió la licenciatura en lingüística en la UAM-I donde se tituló con una tesina dedicada a un análisis multimodal de una aria de ópera barroca. Ha tomado diversos cursos sobre investigación semiótica, etnomusicología y sobre música del siglo XX, entre otros. Su tesina de licenciatura fue publicada en 2012, por Editorial Académica Española, también tiene publicadas diversas reseñas operísticas y ensayos que aparecieron en la revista Pro Ópera y el Diario de Xalapa. Es traductor italiano-español y se ha desempeñado como profesor de italiano y de inglés en la UAM-I, UV Facultad de Música, Universidad Cristóbal Colón y Casa Italia; también fue docente de la cátedra de Lingüística Aplicada en la Universidad Anáhuac, campus México Norte, y fue responsable de la Orientación de lenguas en la UVI sede Selvas donde dio cátedra en temas de lingüística, asesoró a alumnos con sus investigaciones y realizó investigación sobre lenguas locales. Ha sido ponente de temas de ópera, semiótica e italianística en la Universidad Anáhuac campus México Norte, BUAP, UAQ, UJAT, Universidad de Oriente, Casa Italia y en la Casa de Cultura de Córdoba. Fue co-fundador y co-coordinador de la compañía de ópera OJUX en Xalapa y actualmente está preparando una revista virtual sobre análisis de la ópera.

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