Mitos laborales sobre el desarrollo del «burnout»

Luis Felipe Elsahili*

El burnout o Síndrome de Desgaste Profesional es visto actualmente por muchas personas (inclusive administrativos conocedores del término) como un problema exclusivo de la personalidad del empleado, lo cual está en discrepancia con las principales teorías actuales, así como los postulados más recientes de los estudiosos sobre este problema, como Christina Maslach o Wilmar Schauffeli.  

Luis Felipe Elsahili. Foto cortesía.

Luis Felipe Elsahili. Foto cortesía.

A continuación expreso varias de estas visiones erróneas, las cuales obtuve conforme realicé mi tesis doctoral en Psicología, en la Universidad Autónoma de Querétaro. Estos enfoques equivocados se pueden reducir a seis grandes “causas” individuales:

  • Como producto de problemas en el hogar.
  • Derivado de que al empleado no le gusta su labor.
  • Incapacidad para el trabajo.
  • Neuroticismo.
  • Personalidades tipo A.
  • Workaholiks.

Como producto de problemas en el hogar. Los problemas matrimoniales constantes por los que pasa el empleado, como las discusiones con los hijos o el cónyuge, situaciones económicas adversas o estar pasando por un proceso de divorcio, se considera la “verdadera” causa de este síndrome.

Derivado de que al empleado no le gusta su labor. Esta idea pone de relieve la falta de vocación del trabajador y pretende explicar que la persona no rinde porque se desempeña en el lugar equivocado, su desmotivación es anterior al síndrome y con el tiempo lo desarrollará porque no le agrada su ocupación actual. Esta concepción del burnout sugiere la necesidad de reubicarlo o expulsarlo de la empresa.

Incapacidad para el trabajo. Algunas personas son incapaces para realizar determinadas tareas en el trabajo a pesar de que les resulten atractivas; como consecuencia de esforzarse para realizarlas, se desgastan paulatinamente hasta llegar al síndrome. Si estuvieran capacitadas o realizaran algo más acorde con su naturaleza no hubieran caído tan pronto en la desilusión y en el desgaste profesional.

Neuroticismo. Esta visión atribuye el burnout a las personas neuróticas que se caracterizan por ser hipersensibles y muy exigentes; en virtud de que establecen relaciones conflictivas con los demás, gastan mayores energías al preocuparse por asuntos banales y sufrir por la más mínima simpleza que viven, los constantes emergencias que experimentan en las relaciones cotidianas los erosionan y, en vez de recoger apoyo de las personas que los rodean, reciben recriminaciones.

Personalidades tipo A. También las personalidades Tipo “A” han sido vistas como proclives al burnout porque están todo el día haciendo muchas cosas y su extraordinario gasto de combustible las lleva a un desgaste lógico, su problema se origina en ellas mismas, porque su cuerpo se encuentra permanentemente excitado, como si sus manos no dejaran de apretar un par de cables de alta tensión.

Workaholiks. Para algunas personas el trabajo equivale a consumir una droga ya que experimentan dependencia psicológica y cierto bienestar al realizarlo; por lo mismo tienen dificultadas pera ponerse límites y saber descansar, lo que los lleva a un desgaste anticipado (los adictos al trabajo no deben confundirse con las personas que tienen sobrecarga de trabajo, pues ésta se debe a la organización; por el contrario, aquellos sacrifican su descanso por factores personales).

En una entrevista que le hicieron a Christina Maslach (una de las principales estudiosas del burnout en el mundo), al preguntarle sobre las causas del desgaste profesional expresó: “Tráeme a la peor personalidad del mundo y colócala en un ambiente laboral ideal, ¡jamás desarrollará el burnout!  Por el contrario, tráeme a la personalidad más sana y colócala en el ambiente laboral más deficiente, y no deberemos esperar muchos años para que llegue el Síndrome”.

Desafortunadamente muchas instituciones que conocen esta enfermedad laboral siguen situando el problema en el individuo, permaneciendo congeladas en la inacción. 

*Luis Felipe Elsahili, mexicano, es doctor en Psicología y Educación por la UAQ en México; también doctor en Pedagogía por CEPOB. Es autor de varios libros como “Burnout y docencia”. 

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