Nottingham

Eduardo Estala Rojas

Mira atento la energía de colores que parpadea entre la lluvia y las personas que caminan en Derby Road. En esta calle, ubicada en una colina, está el aposento de la primera iglesia nacional espiritista (First Spiritualist National Church) de Inglaterra, fundada en el año 1865, en la casa número 123. Todavía ofrecen servicios de médiums que desde entonces conversan con vivos y muertos. Incluso de vez en cuando aparece el médico y escritor escocés sir Arthur Conan Doyle, miembro de la Asociación Espiritista de Gran Bretaña, para contar cómo escribió sus libros The Hound of the Baskervilles y The History of Spiritualism

Arte de José Santos.  www.jsantos.co.uk

Arte de José Santos. http://www.jsantos.co.uk

Mi bisabuelo, Pedro Rojas, cruza el umbral de la ventana junto a la que escribo y soy testigo de los acontecimientos presentes del Reino Unido. Toma asiento en la silla de terciopelo y pone su sombrero en la mesa cuadrada de madera antigua. Treinta y tres minutos antes de que él apareciera había hablado de la situación actual de México con Arthur Conan Doyle, quien realizó apuntes de nuestra charla y regresó a la iglesia de Minstead en New Forest, Hampshire.

Ante la eminente llegada de Pedro Rojas la conversación se intensifica, así son los asuntos familiares. En México siempre cargan con secretos a otros mundos, que sólo después de la muerte los seres queridos quieren arreglar sin importar la distancia, ya sea a través de los sueños o de consultas con médiums, espiritistas, videntes y adivinos. El asunto es poder estar en paz y viajar a sus pueblos amados con menos peso en las conciencias.     

“Siempre he cumplido con mi palabra en y después de la vida. Por eso estoy aquí”, responde mi bisabuelo al mirar el ojo discretamente de la gata que lo ve. Acaricio nuevamente la cabeza de la gata mientras pienso: “La Tierra es un ojo en el universo, si ves un ojo puedes ver la Tierra. El ojo se mantiene lubricado y la Tierra es casi toda agua y muestra su claridad cuando la tocas”.

“Por lo que veo no estamos tan solos como dicen tus tíos abuelos, pinches ingratos e hijos de la chingada que ni una veladora me prenden el 2 de noviembre”, escucho la sonrisa de mi bisabuelo. “Muerto el perro se acabó la rabia, pero nunca su herencia. Recuérdalo, Eduardo”, añade con voz firme.     

Salami conoce mis dotes de videncia, siempre se acerca y acaricia con su cola mis pies. Cuando nos miramos fijamente el otro mundo abre los ojos. 

 “¡Tengo que volver a México, hijo!  Cuando regreses a Tepoztlán no olvides invitar a sir Arthur Conan Doyle, católico escéptico y caballero victoriano. Seguro le gustará subir al Tepozteco y escuchar nuestras historias”, se despide Pedro Rojas.    

Ofrezco tres pedazos de jamón de pavo a la gata y mientras come, escucho una pequeña máquina del tiempo en su cuerpo. El ronroneo me traslada a los relatos orales de mis abuelos en los años ochenta del siglo veinte. Al parecer, a mi bisabuelo le gustó la casa número 123 de Derby Road (Nottingham), ya que le causa la verdadera sensación de encontrarse en la Inglaterra victoriana.

Eduardo Estala Rojasmexicano, es director fundador del Mexican Cultural Centre en Nottingham, Inglaterra

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