Epístola alucinatoria
Me visité hoy:
estornudaba gracias.
La bestia se me salía de algún lado
y ya era nuevamente la luz.
El sol con su piano en la costilla
el ladrido canis mordía feroz el aire
la visita de mí suspiraba ventanas
y no dejaba de moverse por el cuarto.
Algo de enfermero enmascarado
algo de sonámbula niebla;
el féretro era el visitado, me supongo.
Porque el visitante sonreía bajito
y con la taza del humor llamada alma
intentaba sacudir en mi territorio
algo baldío.
Me visité hoy
y por primera vez no me vestí solo.
Un paraguas de nubes trajo el agua
lo otro era caminar del brazo de mi visita
como si nunca nos hubiéramos conocido.
Una isla
El futuro de América Latina es volverse una isla.
Que cada uno empaque a su país en una bolsa
y evite caer al charco cuando se escape por el camino.
Una sola isla con mil trapos
todos flotando en sí mismos y a la deriva
como una canción en girones
como una palmera seducida por el huracán.
La arena creará espejismos
en las pestañas del nuevo isleño
y construirá trasatlánticos níveos
sobre un fondo de fuego:
el atardecer será lo contrario al llamado a comer
pero todos saborearán las piedras hervidas
de los otros futuros que corren y escapan
por el camino de la nueva isla.
Fui dejando al hombre
Melancolía: palabra para decirse en medio de una fiesta.
Dos vasos de vapor no dan nunca unas monedas.
Es necesario salir un rato a los balcones humanos
fumar un cigarro de pieles exóticas
Y comenzar de nuevo:
Melancolía: palabra para decirse en medio de una película.
Dos manos de sudor no hacen nunca mundos alternos.
Es necesario tener siempre a la mano un socket sin foco
meter los dedos en la vagina de la aurora
Y comenzar de nuevo
Melancolía: palabra que se dice cuando se está desnudo frente al espejo.
Un ser humano de sangre y verso nunca darán un poeta.
Para eso falta dejar al hombre en un contenedor de grasa
y después verlo correr a lo lejos en una carretera
y transparentar el play.
Marco Fonz, mexicano, es poeta, editor y difusor cultural. Ha publicado Cantos siniestros a Chiapas, El ojo lleno de dientes o Los buscadores de Shavana-Lamar. Mereció el Premio Estatal de Poesía Rodulfo Figueroa. Recientemente ha ofrecido talleres de poesía en Perú y Ecuador.