Selección, traducción, introducción y notas de Gerardo Cárdenas
La obra de la poeta estadounidense Meghan O’Rourke, nacida en Brooklyn, Nueva York, en 1976, sigue inédita en español pese a que la joven autora ha recibido distinciones como el May Sarton Poetry Prize, el Union League Prize for Poetry de la Poetry Foundation, la beca Lannan Literary Fellowship, dos Pushcart Prizes, y el Front Page Award a crítica literaria.
O’Rourke comenzó su carrera literaria como una de las editoras más jóvenes en la historia de la revista The New Yorker. Desde entonces, ha fungido como editora de cultura y crítica literaria de Slate, y editora de poesía así como editora consejera para The Paris Review. Sus artículos de crítica, ensayos y poemas han sido publicados en Slate, The New Yorker, The New York Times Magazine, The New York Times Book Review, The Nation, Redbook, Vogue, Poetry, The Kenyon Review, y Best American Poetry. O’Rourke ha publicado los poemarios Once (2011) y Halflife (2007), que fue finalista tanto del Patterson Poetry Prize como del Forward First Book Prize de la Gran Bretaña.
Ha publicado también el recuento autobiográfico The Long Goodbye: a memoir. (traducido al italiano y publicado por Giunti en 2013). Tras ser una de tres jueces para la selección de los Mejores Novelistas Estadounidenses Jóvenes del 2007 para la revista Granta, O’Rourke ha sido miembro del MacDowell Colony y finalista del Premio Roma de la Academy of Arts and Letters. Graduada de Yale, ha sido catedrática en Princeton, The New School, y New York University. Actualmente vive en Brooklyn, Nueva York, donde creció, y en Marfa, Texas.
En su más reciente proyecto, el aún inédito What’s wrong with me?, O’Rourke trabaja en una memoria personal, relatando la lucha que ha emprendido, a sus 38 años, contra un raro padecimiento de su sistema inmunológico. O’Rourke escribió por primera vez sobre esto en un artículo publicado en The New Yorker, 2013: http://www.newyorker.com/magazine/2013/08/26/whats-wrong-with-me
Más información sobre la autora en: http://meghanorourke.net/
Sun-In Days fue publicado por la revista Poetry en septiembre de 2013. La presente traducción incluye notas a pie de página que se vuelven necesarias debido al uso de referencias muy locales en inglés. El extenso poema es un viaje a la niñez perdida, a la eterna duración de los instantes en que todo cambia para siempre. O’Rourke explora la nostalgia desde sus cinco sentidos, cubriendo al mismo tiempo veranos e inviernos, huyendo de y volviendo a los mismos recuerdos, extraviada entre la vigilia y el sueño. Algo de Billy Collins, quizás de Eliot, se trasluce en los versos, pero la voz es plena, potente, dolorosa, propia. La primera traducción de este poema se publicó en México.
Días de Sun In [1]
1
Intenté vivir así por un tiempo,
entre los árboles, la verde brisa,
mascando Bubblicious [2] y al lado de la alberca escupiéndolo.
El libro abierto sobre mi pecho, una toalla
en la espalda el ¡putunc! [3] del trampolín,
y la partida que nunca llega Basta
dijo mi madre mi hermano
payaseando con una pistola de agua Basta.
Aviones como flechas hacia el silencio, catorce,
quince, dieciséis, siempre rumbo
a casa tras el verano sobre el puente rumbo a Brooklyn.
El padre apuñalado en Orange Street,
la Betamax en la basura,
la muñeca Sasha [4] que el perro masticó, hueca
sus plásticos brazos abiertos. Limonada rosa en polvo,
lengüeteando los dulces granos
espesos cual líquido.
Me podría quedar en esa mismidad por años
preguntándome si es mejor anticipar
a envejecer Imaginando
hijos de cinco hombres distintos,
una gran inundación que destruya
tus posesiones y tú libre para errar.
Trajes de baño y manzanas y aceite bronceador
y una madre que se inclina sobre ti
la sombra de su rostro sobre el tuyo. Ya se ha ido,
esa manera, la brisa, la permanente alberca.
Un padre que dice “fantasma” y las sábanas
resbalándose de la rama del roble.
Cuando despierto, hojas
en el agua. Uno podría decir verde
para siempre y no mentir.
2
El estanque cerca de la casa en Maine
donde vivimos por un año
para “alejarnos” de la ciudad el estanque
al que venían los patinadores los sábados,
rojas bufandas a través de la blanca nieve,
voces que se acercaban y se distanciaban,
árboles contra las nubes. Tratar de vivir
de la tierra por un tiempo. Muy duro
terminó diciendo mi padre. ¿Qué dijo?
Olvídalo no estabas escuchando Vestía
overoles de pescador muchos días y apestaba a tripas.
Nuestros gritos escapaban, los verdes botes de basura
orillados junto a la blanquecina cicatriz del estanque,
tantos días como secretos a punto de ser
divulgados…
Blanca nieve;
apestar a tripas de pescado pero tratando
de vivir: el estanque cerca de la casa
y el sonido de voces que se acercan.
Al envejecer te distrajiste, endeudado.
En el hospital al lado de mi madre
las máquinas pitaban
los largos hilos del monitor cardiaco,
recayentes parábolas.
No vale la pena morir por esto dijo ella.
¿Qué quiso decir? Hinchadas cáscaras, las resecas pardas
vainas de las semillas que usábamos para apretarnos las narices
y patinar dándonos aires.
Luego los libros abrieron
sus páginas y con nuestras rojas
bufandas de lana al viento y los corazones
alguna vez invisibles de los Freezy Freakies [5]
enrojeciéndose nos perdíamos en el frío.
Botellas de Evian rozando la verja de eslabones metálicos.
Ya se ha ido esa manera lo verde
los aviones como flechas hacia el silencio envolturas de chicle
que resbalan hacia el suelo.
¡Oh salvaje viento del Poniente sé nuestro amigo
y llévate la basura!
Sálvanos del montón que hemos hecho
Basta dijo mi madre Deja de preocuparte
por el futuro, no
nos pertenece y no le pertenecemos.
3
La superficie más resbalosa, liso
y blanco el hielo. Estoy al borde del estanque
recojo información se oscurece
hola algas hola peces del estanque
mi mente viaja hondo se va.
En la playa excavo, hago un túnel
hacia las manos de la mujer que cosió
esta roja camisa túneles hasta China.
Se hizo tan fácil acostumbrarse a ello
la orquestación del significado
contra la noche, la vida
una torre que puedes escalar
no un montón de basura pálidos libros ilustrados
amarillándose en los estantes. Tan fue así
cierro mis ojos
y camino a lo largo del pasillo del hospital.
El iris parpadeante bajo la luz de marzo,
una enfermera toma el pulso de mi madre
no le pagan tanto como para ayudarnos
como nosotros quisiéramos. Y tu esperanza
se rezaga hojeando páginas de revistas,
las modelos de Prada. De niña
era una búsqueda, sentir que explotabas cada segundo,
paletas de pudín helado y veteranos de Vietnam
parados en la esquina sacudiendo sus vasos
de unicel. Sosteniendo su vaso
mi madre se incorpora, acaricia al perro,
es 1982 el sol que se cuela ella bebe su café
Basta u olvídalo u hola.
Mira, hice un teléfono para nosotras.
Ponte aquel vaso al oído, y yo me pondré este al mío,
y escucha sólo necesito encontrar
uno de esos vasos de unicel
y tú que tal a dónde fuiste
cómo es la noche por allá
eléctrica sintética ennegrecida o quemada.
4
De noche vienen hacia ti
distorsionados y brillantes, cual vieja fotografía en una caja de luz
presente, presente, no tanto.
¿Los inventamos en el sueño,
o siguen aún sucediendo
en un tiempo que no podemos tocar?
El partido de hockey en la azul pantalla
de tv que brilla y ralentiza llego a casa
a un hombre tumbado en el sofá que no llega
a saludar todos los que se han ido están ahí
las cuchillas de los patines gastadas
y el comentarista que no para
la cuchilla que se mueve a lo largo de la pista
dice qué disparo qué tiro.
Te ganas la vida, está hecha de días y
de días, ordinarios y pensados más no dichos, laxos
convirtiéndose en lo que pueden ser, oscuros rollos
de diminutos sentimientos de iglesia, misteriosos, quiero decir,
e intrincados como la luz de ese alto ventanal—
intrincados y misteriosos llego a casa.
Cerca de casa paseábamos
por el espolón después de clases los chicos fumando
los sistemas de seguridad del Centro parpadeando una fiesta
disco azul roja/azul roja el río East
reflejando el horizonte de rascacielos cornisas y nubes
podíamos escuchar el rugir de los autos al otro lado
y probar el aire químico
de las oficinas en que trabajaban nuestros padres
estábamos ahí para recogerlos
para el largo fin de semana en los Catskills
el aburrido gris de las computadoras, las inmensas
ibm Selectrics sobre los escritorios, once, donde,
trece, viajando por los túneles plagados de grafiti,
coqueteando, los chicos agarrándonos diciendo hey hey.
Intercambiable un día con el siguiente.
Jon hablando de ateísmo
franjas de cabello rubio De noche la bomba como un hongo
sobre la Estatua de la Libertad, blanca
ceguera por todas partes. Oh, dijo ella, no te preocupes
sólo un sueño sólo un sueño.
Todos tememos a Rusia.
Imagina se reía ella ¡Teníamos que
escondernos bajo los escritorios!
Olvídalo no estabas escuchando yo intentaba
no te apures no se logra nada
con decirte algo el frío viento
los arces desnudos tu madre embarazada
vamos los caballos ya han pasado por la ventana
con un hijo mucho mayor que tú
que la casa por la que pasaron
el río donde todos los chicos católicos echaban a navegar barcos de hielo
tíos que se llevaba el dinero para enviar su remesa a Irlanda.
El futuro aún no ha llegado, siempre
es que va a ser, pero te abrazo,
caminando por el espolón, treinta y seis años,
el transbordador cruza de nuevo el río.
5
y por un tiempo lluvia sobre el camino de tierra
y el apacible gris caballo acerco Chex Mix [6]
a su peludo hocico pedazos de tiempo
a lo largo del verano comiendo fantasmas en la sala de juegos
Pac-Man sobrevive cuarto de dólar tras cuarto de dólar
Sigo intentando Basta dijo ella y
Olvídalo Estaba tratando de decirte
mi padre prepara pescado en la cocina
se moja el pulgar para cambiar de página.
Entretanto tratas
De no lanzarte a una especie de exilio—
Oh, lees demasiados libros, dice mi amigo
Dan Aquí está la tv. Y las suaves voces
de los niños entrando a la habitación, suenan
tan pequeños y ligeros y posibles. Pero
no crees que siempre que alquilamos el carro
cometemos el mismo error
cuando en el último minuto,
nos apuramos para llamar a nuestros padres
antes de irnos de vacaciones. Hace más calor
este agosto que en décadas.
Y aún el sol nos baña no es absurdo
o frío. Grace: imagínatelo
y todos los padres del más allá dormidos
con su cabello perfectamente peinado
impecables rostros funerarios
al contrario
de los que tenían.
En el motel Reagan están en tv su cabello
en esa ola partida el precio de la leche sube,
dice mi madre, inflación. El Key Food [7] de
Montague, los azulejos de linóleo sucios y agrietados,
las vitrinas de lácteos me ponen la carne de gallina.
Esos azulejos aún siguen ahí.
Ella ha muerto ya y él también.
Sé que suena simple decirlo
desnudo simples azulejos de linóleo.
Tú que vienes tras de mí
estaré bajo tus pies pero Oh,
salte de ahí, empieza de nuevo. Todos vivimos
entre superficies y y yo
hubiese querido empezar de nuevo Ven tú
sal a la calle, entre
la basura que se mueve levemente,
tu cabello alzándose al viento. Recuerda
he pensado en ti
en las cuchillas de nuestros patines convergiendo
en el futuro etc. etc., el pasado
repositorio de lo que pudo salvarse, gracia
que riega la albahaca
sobre el alféizar, hasta
que el día vuelve de haberlo visto todo,
como el proyeccionista de una película
colándose entre los rollos, el despojado sonido del tiempo—
Intenté vivir así por un tiempo
mascando Bubblicious y escupiéndolo
sólo que olvídalo tú estabas
si pudiera oír tu voz de nuevo podría fingir
levántate y brilla me dijo por la
mañana levántate y brilla
hojas en el agua intrincadas y
los olmos holandeses muriéndose la fresca azul alberca
trozos de tiempo Sun-In aclarando nuestro cabello
las caras que ponían fantasmas de sala de juegos
y lilas junto a la puerta en Maine
donde se inclinó sobre mí se me acercó dijo huele
los aviones zumbaban una luz púrpura dedos
pegajosos si tan sólo pudiese oírlo
de nuevo podrías decir para siempre lengüeteando
los dulces granos podrías decir para siempre y no serlo
Notas del traductor
[1] Sun In es el nombre de un popular producto cosmético para clarificar el cabello.
[2] Bubblicious es el nombre de una conocida marca de goma de mascar en EE.UU.
[3] La autora usa thwonk en la versión original para indicar la onomatopeya de un salto sobre el trampolín. Escogí putunc como una improbable onomatopeya en español para refirmar la misma acción.
[4] Las muñecas Sasha fueron creadas en la década de 1940 por la artista suiza Sasha Morgenthaler (1893 – 1975), discípula de Paul Klee, como una manera de representar en un juguete la diversidad racial y étnica de los niños del mundo.
[5] Freezy Freakies es una marca de guantes para la nieve que sólo se fabricaron en los Estados Unidos durante la década de 1980 y que, expuestos a temperaturas bajo cero, revelaban colores y diseños específicos.
[6] Un tipo de cereal mixto en caja para desayuno.
[7] Key Food es una cadena de supermercados independientes que sólo existen en los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Pennsylvania. La autora se refiere al que está ubicado en Montague Street, en Brooklyn.
Gerardo Cárdenas, mexicano, es escritor, poeta, traductor y periodista. Salió de México como corresponsal en 1989 y radica en Chicago desde 1998 tras haber vivido y trabajado en Miami, Washington, Bruselas y Madrid. Es autor del libro de relatos “A veces llovía en Chicago” (Libros Magenta/Ediciones Vocesueltas, 2011), Premio Interamericano Carlos Montemayor a mejor libro de relatos de 2011 y 2012. En Chicago dirige la revista cultural Contratiempo y escribe el blog En la Ciudad de los Vientos.